OPINIÓN | El voto todavía vale. Por Álvaro Uribe Vélez

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Haga elecciones siempre que tenga controlado el resultado”, aconsejó Fidel Castro a Hugo Chávez. Era la recomendación para mantenerse en el poder después de tomarlo por la vía electoral ante el agotamiento de la lucha armada. Varios discípulos y asociados han encarcelado o expatriado a la oposición, o acudido al fraude. O han desconocido referendos y plebiscitos, o se han financiado con sobornos de Odebrecht.

Sin embargo, pensamos que el voto todavía vale. Y este año 2022 que empieza es fundamental para hacer valer el voto, para que con sus resultados se afiance la democracia y no empiece la era de debilitarla.

Tenemos la posibilidad de escoger que siga el crecimiento de la economía en lugar de que lo detengan. Crecimiento incidido por las políticas de confianza, reducción de impuestos, apoyos sociales y el manejo de la pandemia que ha traído alguna tranquilidad.

Tenemos la posibilidad de escoger que el vigor económico se traduzca en reducción del desempleo, rápida eliminación de la pobreza absoluta, retorno a la senda de reducción de la pobreza monetaria y de construcción de equidad.

El voto puede escoger la economía fraterna sobre el odio de clases. Aplaudimos la disminución de impuestos a las empresas, aún más, a las pequeñas, el aumento del salario mínimo en un 10,7%. Defendamos nuestras leyes como la disminución de la jornada de trabajo y la alimentación escolar durante todo el periodo. Sin temor, defendamos la ley de seguridad para hacer respetar a la Fuerza Pública. También, para redorar a quienes protestan y a quienes no lo hacen.

Tenemos la posibilidad de destacar el aumento del presupuesto educativo de 33 a 49 billones de pesos, o la universidad gratuita para casi 700.000 estudiantes. Sin perjuicio de reclamar más avances.

Podremos votar para resaltar el programa de subsidios a la seguridad social para el empleo de 500.000 jóvenes, y requerir más soluciones ante el problema mayúsculo de desempleo y de subempleo juvenil.

Con el voto podremos manifestar que cualquier solución económica de enfoque poblacional, territorial o sectorial impone que haya confianza, interna y externa, para invertir en el país.

El voto puede demandar un salto sustancial en austeridad en el Estado, que acabe tantas entidades innecesarias.

Con el voto podemos reafirmar el apoyo a nuestras Fuerzas Armadas, aplaudir los logros y exigir todos los ajustes para el rescate definitivo de la seguridad. Rescate que pasa por la contundencia de resultados en el combate al narcotráfico y al microtráfico, cuyos actuales tamaños se constituyen en un Estado criminal que amenaza al Estado de derecho, a la juventud, a las familias y a la sociedad en su conjunto.

Con el voto se podrán alumbrar dos caminos excluyentes: una Colombia que por sus éxitos democráticos, económicos, sociales y ambientales sea espejo a los vecinos, o que por su postración y desespero tome la ruta equivocada del socialismo del siglo XXI, así lo nieguen sus promotores. Ruta que podría llegar por la variante del contagio rápido, o por la del tardío, así no sea premeditado, también letal, que empieza por las restricciones a la empresa privada, que al final solamente reparten pobreza, aumentan el odio, la incertidumbre y frenan el progreso.

Esa Colombia con un desempeño integral de excelencia podría ser el espejo que anime al pueblo hermano de Venezuela a la derrota de la tiranía.

Buen 2022, buen voto.

ÁLVARO URIBE VÉLEZ

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