Una investigación de 2 periodistas deja mal parada la campaña de reciclaje de ropa de H&M

Los reporteros, Staffan Lindberg y Magnus Wennman les siguieron el rastro a prendas recicladas y estas terminaron en África, convertidas un problema ambiental

En la entrada de muchas tiendas de H&M, junto a los mostradores, suele haber una caja metálica. En la parte superior tiene un orificio circular y, en letras rojas, un mensaje agradece a quienes dejan allí sus prendas: “Gracias por ayudarnos a reciclar”. Esa frase sencilla sostiene una de las campañas más ambiciosas de la marca sueca de moda rápida: “Cerremos el ciclo”, un programa que invita a los clientes a entregar ropa usada a cambio de bonos de compra de unos 20.000 pesos colombianos.

La idea suena atractiva. La promesa es clara: recolectar la ropa que ya no se usa, clasificarla y darle una nueva vida para evitar que acabe en la basura. Según la iniciativa, esas prendas pueden revenderse, convertirse en nuevas telas o transformarse en otros materiales, con el apoyo de empresas especializadas en gestionar residuos textiles como la alemana Remondis o la noruega Looper Textile Co. En sus comunicados, la compañía menciona además alianzas en países lejanos como China, India y Japón, aunque sin dar detalles de cómo funcionan o qué resultados concretos ofrecen.

Para una empresa que produce alrededor de 3.000 millones de prendas al año, según Quartz en 2022, el programa aparece como un intento de equilibrar el enorme impacto ambiental del fast fashion. Desde su lanzamiento en 2013, H&M asegura haber recolectado más de 172.000 toneladas de ropa. En sus redes sociales y en su página oficial, el proyecto se presenta como un ejemplo de sostenibilidad.

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En 2023, la fachada brillante del programa empezó a resquebrajarse. El diario sueco Aftonbladet decidió mirar detrás del telón y envió a dos de sus reporteros, Staffan Lindberg y Magnus Wennman, a seguir el rastro de esas bolsas de ropa que tantos clientes dejaban, con buena fe, en los contenedores de la marca.

Para comprobar el destino real de la ropa, los periodistas colocaron dispositivos GPS en diez prendas distintas y las entregaron en los buzones de H&M. Durante cinco semanas no pasó nada. Luego, algunas piezas comenzaron a moverse hacia el puerto de Bremerhaven, en Alemania, aunque varias señales se perdieron por interferencias en el trayecto.

@soy.valgomez

Me quité un pesito de encima, siempre existe la opción de regalar las prendas que ya no usamos a personas que las necesiten pero cuando ya tienes prendas que definitivamente no dan más, esta opción con H&M está increíble 🫢 la ropa rota y desgastada encontró una segunda oportunidad 🙌 y tú un dinero para renovar tu clóset 🙂‍↔️

♬ IMAN (Two Of Us) – Maria Becerra

De todas las prendas rastreadas, solo unas pocas llegaron a instalaciones europeas de reciclaje. El hallazgo fue contundente: apenas el 1,2 % de la ropa recolectada logra ser realmente reciclada.

El caso más revelador fue el de una chaqueta que, tras salir de un contenedor en Europa, apareció en Benín, en África. El hallazgo sorprendió, aunque también confirmó lo que muchos especialistas han advertido: una gran parte de la ropa usada en Europa no se recicla ni se reutiliza, sino que viaja miles de kilómetros hasta países africanos, donde termina convertida en un problema ambiental y social.

Las montañas de ropa en África Las imágenes recogidas por el equipo periodístico son difíciles de ignorar. En la costa de Benín, y en lugares cercanos, enormes montículos de ropa se amontonan a orillas del mar. Entre ellos caminan vacas en busca de alimento, mientras densas columnas de humo negro cubren el cielo debido a las quemas controladas con las que se intenta deshacerse de los textiles que nadie usa.

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Uno de los vertederos que se encuentran en el continente Africano.  - Una investigación de 2 periodistas deja mal parada la campaña de reciclaje de ropa de H&M

El comercio informal de ropa de segunda, sumado a la falta de capacidad para procesar toneladas de prendas, ha convertido lugares como Benín y Ghana en epicentros de contaminación textil. En Ghana, los investigadores comprobaron que prendas de H&M están entre las cinco etiquetas más comunes encontradas en los residuos que saturan las playas.

En 2022, los números dejaron en evidencia la magnitud del negocio oculto tras la fachada verde. Solo ese año, la compañía envió a Ghana alrededor de 314.000 kilos de ropa usada, algo así como un millón de prendas viajando de Europa a África. Un flujo enorme de textiles que choca de frente con el relato de circularidad y sostenibilidad que la marca repite en sus campañas globales.

Tras las revelaciones, la compañía dijo que estaba revisando lo ocurrido y prometió mejorar la trazabilidad y la transparencia de su programa de reciclaje. Pero, más allá de ese anuncio, poco se ha sabido. Desde 2023 no han vuelto a publicar cifras ni informes claros en sus canales oficiales, y lo concreto sigue siendo escaso.

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