Anoche, el presidente de la República, Gustavo Petro, dio la noticia de que Estados Unidos descertificó a Colombia en la lucha antidrogras. En medio de las tensiones políticas en América Latina, el mandatario aseguró que el país: “Tras décadas de muertos entre policías, soldados y civiles, el mandatario advirtió que este esfuerzo no ha protegido al pueblo colombiano, sino que ha buscado evitar que la droga llegue a la sociedad norteamericana”.
Un informe de Naciones Unidas reveló que entre 2022 y 2023 las hectáreas sembradas con coca en Colombia aumentaron de 230.000 a 253.000. Al analizar con mayor detalle el uso del suelo agrícola en el país, se observa que la coca ocupa el noveno lugar en extensión de cultivos, superando a productos como la yuca, la caña panelera, la papa y las hortalizas.
Este aumento equivale a 10%, mientras que la producción potencial de cocaína es de 53%. El crecimiento no fue igual que entre 2021 y 2022, ya que en esas fechas se concentró principalmente en Putumayo. Entre los años siguientes, la expansión estuvo generalizada, estableciendo que 16 de los 19 departamentos con coca mostraron tendencia al incremento; siendo Cauca y Nariño los más afectados.
“Se mantienen los 15 enclaves productivos, que concentran el 39% del área con coca en tan solo 14% del territorio con presencia de cultivos de coca en 2023. Solamente San Pablo-Taracué redujo su área con coca en 3% frente al 2022″, se puede leer en el informe.
La región del Pacífico es la más afectada. El reporte muestra los territorios en los que la presencia de cultivos de coca solo se registran en los últimos 3 años, ubicando 40% de esta categoría en esta zona. “Cauca y Chocó son los departamentos que presentan mayoritariamente lotes nuevos pero no dispersos sino conformando núcleos con densidades de siembra incluso mayores a 12 ha/km²”, añaden.
De hecho, 89,5% de la coca ha estado en los mismos territorios donde ha estado en los últimos 10 años, aunque la única diferencia es que entre zonas de concentración y desconcentración continúa ampliándose.
“En las zonas de desconcentración sigue habiendo coca, pero con lotes más dispersos, menos productivos y en general con problemas para la comercialización. Las zonas de desconcentración también coinciden con territorios lejos de las fronteras y rutas de salida”, añaden.