¿Amor, poder y sumisión? Bolívar, Petro y la sombra de una relación tóxica

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En la política, como en las relaciones humanas, hay vínculos que llaman la atención no solo por su fuerza ideológica, sino por su carga emocional. La devoción de Gustavo Bolívar por el presidente Gustavo Petro ha sido visible durante años. Podemos preguntarnos si ¿es esta relación meramente política? ¿O hay un componente simbólicamente afectivo, en el que uno entrega todo… y el otro responde con distancia?

“Yo a usted lo amo, presidente”

El momento que encendió el debate ocurrió durante un Consejo de ministros televisado en febrero de 2025. En una intervención que sorprendió al país, Gustavo Bolívar declaró abiertamente:

“Yo a usted lo amo, presidente, se lo digo con toda sinceridad. Y con usted hasta el último día, pase lo que pase.”

Anteriormente ha manifestado: “Yo hacía más plata con una novela que con todo un periodo como congresista… pero lo hice porque creo en este proyecto.”

En sus palabras, no solo hay militancia: hay afecto, entrega y un vínculo emocional intenso con una causa… y con la figura que la encarna.

Petro: distancia, regaños y liderazgo vertical

En contraste, el presidente Gustavo Petro ha mostrado un estilo de liderazgo mucho más distante. En el mismo Consejo de ministros, interrumpió a Bolívar para criticar públicamente el enfoque de su entidad:

“Hermano Bolívar, el neoliberalismo transformó el DPS en una entidad focalizadora del recurso. Focalizar es neoliberal.”

La escena dejó en evidencia una relación asimétrica: mientras Bolívar expresa cariño y compromiso total, Petro responde con autoridad, sin devoluciones emocionales visibles. Esta dinámica ha sido reiterativa, incluso en otros episodios donde Petro ha desautorizado públicamente a miembros de su equipo, incluyendo a Bolívar.

¿Estamos ante una relación política o ante una estructura de poder con una carga emocional desigual? ¿Es solo disciplina militante o hay algo más simbólicamente afectivo en juego?

Para él, Petro no es solo un presidente: es una causa vital.

En cuanto a la afectividad y comportamiento romántico de Petro debemos tener en cuenta el episodio de Panamá

En junio de 2024, un video captado en Ciudad de Panamá mostró a Gustavo Petro caminando en compañía de una mujer trans. Aunque el hecho fue confirmado por varios testigos, lo que llamó la atención no fue el encuentro en sí —que no es reprochable bajo ningún estándar—, sino la falta de explicación oficial y la reacción evasiva del presidente cuando lo reconocieron.

El vendedor le contó a La Silla Vacía que cuando vio a Petro con la mujer les ofreció entrar a la tienda, y que no se había percatado de que era el presidente de Colombia. 

“Unos momentos después de invitarlo a entrar a la tienda fue que reconozco y cuándo le pregunto: ‘¿usted es el presidente de Colombia?’  Él me contesta: ‘más o menos, más o menos’. Después de eso, él se agacha un poco la gorra que cargaba y yo le digo en forma de broma: ‘presidente, aunque usted se baje la gorra, sé que es el presidente de Colombia’. Y él se echa a reír, y luego sigue caminando con su acompañante”, le narró Fernando a La Silla.

El medio de comunicación Semana en una entrevista a su hijo Andrés le hizo la siguiente pregunta: ¿” Qué piensa de la fotografía del presidente con una mujer en Panamá”?

“Andrés Petro.: (Risas) Algunas personas dirán que es un montaje, otras que una realidad. En la intimidad de mi padre no opino, cada quién verá qué hace. Si me preocupó algo. Acá en Canadá todo es muy inclusivo con las diversidades de género, con las diferentes orientaciones sexuales, pero en Colombia, no. Me sorprendieron todos los comentarios grotescos, transfóbicos que se hacían en contra de esta mujer”.

Andrés Petro acepta que quien acompañaba a su padre era una mujer transgénero. Admite que hay personas que creen en la foto y otras no. La Silla Vacía hizo una investigación en sitio y comprobaron que Gustavo Petro si erala persona de la foto.

Petro luego publicó en su cuenta de X:

“Yo soy heterosexual, pero jamás escucharán o leerán de mí una palabra transfóbica. Porque no solo dejaría de ser hombre, sino humano.”

Podría hacerse uno la siguiente pregunta muy popular: ¿Explicación no pedida, acusación manifiesta? Apreciado lector, lo dejo a su consideración.

Su respuesta fue leída como un gesto de respeto a la diversidad. No obstante, el episodio reavivó el interés mediático sobre la vida personal del presidente, y en paralelo, generó nuevas interpretaciones sobre el tipo de vínculos personales y afectivos que lo rodean, incluida su relación cercana con Gustavo Bolívar.

Una forma de transfobia de Gustavo Petro quedó en evidencia: Negar en público la relación con una mujer trans y en privado tener su compañía

¿Relación política, vínculo emocional o liderazgo afectivo?

No hay pruebas, de una relación romántica entre Petro y Bolívar. Pero sí es evidente una narrativa emocional cargada de desequilibrio. Uno se desvive por el otro. Uno ama, el otro corrige. Uno se inmola, el otro se aleja.

¿Podemos hablar de una lealtad admirable? ¿O de una forma de dependencia emocional, disfrazada de militancia?

Estas preguntas no apuntan a la intimidad de las personas, sino al análisis del poder, la representación simbólica y la emocionalidad dentro del liderazgo político.

Entre la entrega y el vacío

La relación entre Bolívar y Petro merece más que un juicio superficial. Es un vínculo profundamente asimétrico, donde la devoción de uno contrasta con la frialdad del otro. Y aunque no hay elementos que indiquen una relación afectiva en el sentido romántico, el discurso, la simbología y la entrega sí permiten una lectura emocional del poder.

Tal vez la verdadera pregunta sea esta: ¿qué pasa cuando la política se vuelve el escenario de emociones no correspondidas?

Y, como en muchas relaciones humanas, ¿cuánto se puede dar sin recibir… antes de romperse?

No hay respuestas claras. Pero hay muchas preguntas legítimas.

¿Estamos ante una relación estrictamente política, o hay una dimensión más profunda —emocional, simbólica, incluso afectiva— entre Petro y Bolívar?

¿Bolívar ama a Petro de verdad? ¿O ama la idea de Petro? ¿Y Petro, qué siente realmente? ¿Respeto, desprecio, indiferencia?

Tal vez la verdadera pregunta sea: ¿puede existir en la política un vínculo que combine lealtad ciega, admiración amorosa, dolor, sumisión y silencio… sin convertirse en una relación tóxica?

De mismo autor: ¿Petro responderá por la destrucción del sistema de salud ante la Corte Penal Internacional?



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