así se preparó para darle vida a dos grandes eventos en menos de 24 horas

El escenario de OCESA Colombia sigue afrontando nuevos retos, en busca de ser uno de los escenarios más fuertes de la capital ¿Lo lograrán?

Bogotá vivió un fin de semana de contrastes y euforia. El viernes por la noche, Imagine Dragons hizo temblar el Vive Claro Distrito Cultural con un concierto que reunió a más de 30 000 asistentes. Dan Reynolds y su banda llenaron el recinto de energía con Believer, Thunder y Demons, confirmando por qué siguen siendo uno de los grupos más potentes del pop rock mundial.

El espectáculo, organizado por OCESA Colombia, fue también la prueba de fuego para el recinto más moderno del país. A pocas horas de terminado el show, mientras los fanáticos aún compartían videos en redes, los equipos de logística ya desmontaban el escenario y acondicionaban el espacio para recibir otro evento masivo: el Oktoberfest.

En menos de un día, el lugar cambió por completo. Las luces del concierto dieron paso a la música bávara, las filas para ingresar se llenaron de jarras de cerveza y la tarima se transformó en un punto de encuentro familiar. Más de 7 000 personas asistieron al festival, demostrando la versatilidad y eficiencia de un recinto diseñado para adaptarse a todo tipo de espectáculos.

Vive Claro: un espacio que mueve la ciudad

El Vive Claro Distrito Cultural se consolida como uno de los escenarios más importantes del entretenimiento en Colombia. Su infraestructura modular permite recibir desde conciertos internacionales hasta ferias empresariales y eventos gastronómicos, con una capacidad de hasta 40 000 espectadores.

El Vive Claro no duerme: así se preparó para darle vida a dos grandes eventos en menos de 24 horas
Parte del Oktoberfest que se vivió en el Vive Claro.

Pero el impacto va más allá de la música. Cada evento genera empleo, turismo y actividad económica: solo ese fin de semana se estimó un impacto superior a los $7 000 millones, con más de $2 300 millones en impuestos recaudados. A su alrededor se mueven hoteles, restaurantes, transportadores y cientos de trabajadores que hacen posible cada jornada.

Además, el recinto opera bajo un modelo de sostenibilidad y gestión ambiental, con políticas de cero residuos al relleno sanitario, reciclaje y control de ruido, lo que lo convierte en un referente en prácticas responsables dentro del sector del espectáculo.

En cuestión de horas, el Vive Claro pasó de rugir con guitarras eléctricas a brindar con cerveza artesanal. Dos eventos, dos públicos, un mismo escenario. Esa capacidad de transformación lo está convirtiendo en el corazón cultural de Bogotá: un espacio que respira con la ciudad, que se mueve con su energía y que demuestra que el arte, en todas sus formas, puede convivir en un mismo lugar.na ciudad que late al ritmo del arte, la música y la vida.

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