Al parecer el tratamiento se lo realizó durante los días festivos de la Semana Santa en la Clínica Santa Bárbara. Nadie ha desmentido ni confirmado
En la política, como en la televisión, el rostro importa e importa mucho. No solo porque todos lo ven y todos están pendientes, sino porque se el rostro en el poder político se interpreta. El rostro es un mapa de intenciones, así como un lienzo de gestos. Por eso, cuando el presidente Gustavo Petro apareció en un evento público con la piel más tersa, los párpados sin caída y la mandíbula más definida, la política colombiana no sabía si hablar de gobernabilidad o de ácido hialurónico.
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Una fotografía con una cicatriz bajo la oreja dejó en evidencia que el presidente se habría sometido a un procedimiento estético: un lifting facial, una blefaroplastia o tal vez un pequeño retoque con bótox. Nada fuera de lo común para un hombre de 64 años que vive bajo el implacable foco de las cámaras. Lo inusual, sin embargo, no es el hecho sino el personaje: nunca se ha sabido que un presidente se hubiese operado el rostro mientras ocupaba el cargo.
Según la emisora Blu Radio, medio que publicó la información, el procedimiento estético se habría practicado en la Clínica Santa Bárbara, en Bogotá, y al parecer este se realizó el miércoles anterior a la Semana Santa. Algunas de las críticas al presidente no fueron tanto por la cirugía en sí, que busca rejuvenecer el rostro y el cuello, atenuando los signos de envejecimiento, sino porque una operación de este tipo necesita anestesia general, lo que debería haber sido reportado por el mandatario.
Según la misma Clínica Santa Bárbara, sin confirmar o desmentir que fue allí donde Gustavo Petro se habría realizado el procedimiento, informó que el valor de esta operación tiene un costo entre 20 y 30 millones de pesos colombianos.
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