La movilización del 18 de marzo muestra un creciente apoyo popular a las reformas de Petro, lo que fortalecerá la lucha política y electoral de cara a 2026
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Con motivo del decreto mediante el cual el presidente Petro declaró el 18 de marzo como día cívico y llamó a la movilización nacional para apoyar la realización de la reforma laboral y de la salud, además del llamado a una consulta popular para que sea el pueblo quien decida la suerte de las transformaciones mediante la utilización del mecanismo de participación ciudadana consagrado en la constitución del 91, queremos presentar algunas observaciones sobre las marchas del 18 de marzo y de las perspectivas de la coyuntura política electoral.
Es consenso que la actividad política nacional entró en modo electoral a un año de las elecciones para congreso en marzo y para las presidenciales en una segunda vuelta presidencial, y mucho más ahora con las movilizaciones y la alocución presidencial en cadena desde la plaza de Bolívar de la capital el día 18 de marzo.
Lo primero que tenemos que resaltar es que nunca antes, en el pasado reciente, se había presentado una movilización de masas ciudadanas tan numerosa y tan nutrida a nivel nacional, empezando por Medellín que, en términos proporcionales, puede haber sido la mayor movilización cuyas características masivas, unas 30 mil personas, desfilaron por el centro de la ciudad durante unas dos horas, agitando la consigna de apoyo a las reformas y a la consulta popular.
Tenemos que anotar, además, que si consideramos las movilizaciones del segundo semestre 2024, esta de marzo 18 de 2025 se caracterizó por un contenido político, un estado de ánimo, una participación de diversos sectores sociales, un nivel de organización y de unidad combativa, que la hacen mucho más superior a las anteriores ocurridas en el Gobierno del presidente Petro.
Es decir, se puede constatar que en los dos años largos del gobierno popular y progresista, el nivel de conciencia política del pueblo y participación en la movilización de masas, se ha ido acrecentando en términos cuantitativos y cualitativos, lo que nos permite asegurar que la tendencia del movimiento popular sigue creciendo y va a polarizar todavía mucho más esta campaña electoral, tanto en el sentido de la participación de nuevos sectores populares, como en la profundización de la polarización política.
Los que afirmaban que el techo de las movilizaciones había llegado a su fin en este gobierno, pues la del 18 de marzo está diciendo todo lo contrario, y confirmando una vez más que la movilización de masas en esta campaña electoral va a tener un protagonismo fundamental, como forma de lucha extraparlamentaria, donde la correlación de fuerzas es desfavorable.
Habría que considerar la consulta popular como una consigna de estrategia electoral para agitar entre los sectores populares mayoritarios, e ir aislando paulatinamente a los sectores de los partidos tradicionales de la ultraderecha que, lo más probable, es que se opongan a la consulta popular en el congreso, de tal manera que a las izquierdas y a los sectores progresistas les quede la bandera de las reformas, desenmascarando a los gremios, las cortes, los organismos de control, los medios de comunicación y sus partidos políticos en el Congreso para las elecciones de 2026.
Obviamente, se trataría de demostrar a la opinión pública democrática que el bloqueo institucional contra las reformas obliga a tener una salida pacífica electoral en las elecciones de marzo para el Congreso de la República, obteniendo una amplia mayoría para las listas de los sectores populares, progresistas y de izquierda.
Ha quedado demostrado, con evidencia meridiana, que sin las mayorías en el Congreso, el movimiento popular no tiene las herramientas para superar a las movilizaciones ciudadanas por muy grandes que estas sean.
En todo caso, el Movimiento Pacto Histórico (PH) y el Frente Amplio (FA) deben superar cuanto antes el divorcio entre la forma de lucha de las movilizaciones en la calle y la forma de lucha parlamentaria, mediante la participación masiva en las elecciones al Congreso, mediante la organización de las Coordinadoras Municipales y Departamentales del PH y del FA, que empiecen desde ya la organización de la campaña electoral.
La gran movilización nacional del 18 de marzo no puede quedarse simplemente en un gran sentimiento de apoyo a las reformas, hay que concretarlo en un gran movimiento político organizado.
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