¿Entre el Tigre de la Espriella y Pinturita Quintero quién le conviene más a Colombia?

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Con el pasar de los días crece mi temor de que el exalcalde de Medellín Daniel Pinturita Quintero sea elegido candidato del Pacto Histórico en la consulta de octubre próximo.

El susto se debe, cómo lo expliqué en columna anterior, a que considero que Pinturita es el único aspirante del petrismo capaz de ‘morder’ votos en sectores diferentes a la extrema izquierda.

Es innegable que el exalcalde de Medellín es buen candidato: creativo, divertido, osado, tiene buena pinta, habla bien… es de esas personas que no pasan desapercibidas: o te cae bien o lo odias.

Los demás candidatos del petrismo son un fiasco. Comenzando por Iván Cepeda, que se convirtió en el ídolo de los mamertos desde que logró que condenaran a Álvaro Uribe.

¡Ojalá el petrismo unja a este petardo! Es el rival más fácil de derrotar porque es todo lo contrario a Pinturita: aburrido, predecible, dogmático, radical y feo. Pésimo candidato. Solo votarían por él quienes se hayan leído El Capital al menos tres veces.

Insisto, el único candidato del petrismo que me preocupa es Quintero, por las razones expuestas. Por algo es el favorito de Petro, que de gobernar no sabe pero de política sí ha aprendido algo.

Así como la candidatura de Pinturita ha tomado fuerza en el petrismo, por el lado de la derecha el que está despuntando es Abelardo de la Espriella.

Los precandidatos del Centro Democrático están estancados. Paloma y María Fernanda Cabal son excelentes, pero no han logrado estructurar un mensaje que entusiasme al electorado. Y Vicky Dávila, que arrancó con gran fuerza, se ha ido desinflando.

De La Espriella es buen candidato, como Pinturita. Se ha centrado en el mensaje de la recuperación de la seguridad y no se va por las ramas. “La seguridad física y jurídica garantiza que el sector empresarial quiera invertir en Colombia”, es el mensaje que puso en uno de sus más recientes trinos. Ese mensaje es recurrente en su discurso.

Sin decirlo, De la Espriella se ha querido posesionar como el Bukele colombiano,

Incluso, su look es muy similar al del mandatario salvadoreño. Y con el reciente corte que se hizo en la barba quedó aún más parecido.

Su mensaje también tiene el estilo Bukele: “terroristas llegó el tigre que los va a cazar y los va a acabar”, manifestó en su reciente visita a Cali.

Sin duda es un hombre carismático, muy caribe: canta, tiene humor, es fashion sabe improvisar, es inteligente. No milita en el Centro Democrático, pero es cercano al presidente Uribe, con lo cual tiene muchos simpatizantes en ese partido.

Mejor dicho, tiene muchas cualidades para convertirse en el candidato de la derecha y puede arañar los votos de los antipetristas de otras vertientes, sobre todo del centro. Con lo cual no es descabellado pensar que puede convertirse en el próximo presidente de Colombia.

La pregunta, entonces, es si es el hombre que se requiere para gobernar este país a partir del 7 de agosto del 2026. La verdad es que esa respuesta no la tiene nadie porque Abelardo es un outsider que no tiene la menor experiencia en política y menos en la administración de lo público. Eso es bueno porque no tiene los vicios de la clase política. Pero es muy malo en las actuales circunstancias del país.

Y es que quien asuma la presidencia en agosto próximo va a recibir un país desbaratado: inundado de coca, quebrado, con la seguridad en el mayor grado de deterioro, con las instituciones desbarajustadas.

Ante ese panorama, lo deseable es elegir alguien con experiencia y profundo conocimiento de la maquinaria del Estado, que pueda comenzar a encausar al país desde el primer día de gobierno.

Alguien como De La Espriella, por muy hábil que sea, deberá primero conocer cómo funciona el Estado y cómo operan los políticos. Ese aprendizaje es complejo y tarda meses y hasta años. Y el país no está para darse ese lujo.

De pronto De La Espriella resulta de verdad un tigre, se rodea muy bien y logra encaminar su gobierno desde el primer día. Pero de pronto no. E insisto, no estamos para ensayos.

Lo que sí es cierto es que De La Espriella tiene una enorme ventaja sobre Pinturita: como nunca ha gobernado no sabemos cómo resultará el día que le toque asumir esa responsabilidad.

En cambio, Quintero ya demostró con creces en la Alcaldía de Medellín que es un pésimo gobernante: rosquero, muy poco ejecutivo, politiquero, y de moral muyyyy flexible.

Por ello entre estos dos me quedo con el Tigre, porque al menos se le puede otorgar el beneficio de la duda. En cambio, con Pinturita en la Presidencia tenemos claro cómo nos iría: tan mal que terminaríamos añorando a Petro.

No olvidemos, por mal que estén las cosas, pueden empeorar.

Del mismo autor: El diario El País desaparece (en el papel)

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