La eliminación de los aranceles a hilos y telas bajará el costo de la producción nacional para competir a lo que llega barato través de las plataformas chinas
Con la decisión de eliminar los aranceles a la a ciertos hilos y telas que se utilizan como materias primas en la confección de prendas y otros artículos textiles, así como en la producción de capelladas tejidas para la industria de los zapatos deportivos, el gobierno le da un impulso a los productos nacionales para que puedan competir.
El presidente ha tenido muy presente la oferta de bienes de consumo chinos que llegan al país través de las plataformas Temu y Shein contra los cuales para los nacionales es imposible competir. De allí la medida del 8 de noviembre que tendrá una vigencia de dos años, sujeta a revisión anual, y favorece a la confección y el calzado nacional en cuanto permitirá reducir los costos de producción.
La costosa materia prima importada que no hace competitivos a los nacionales
La decisión obedece a que el país es altamente deficitario en la producción de hilos e hilados. Los tejedores nacionales deben importar el 85 % de los hilados discontinuos y casi la totalidad de los hilados continuos. La escasa producción nacional de hilos se dirige principalmente a “consumo propio” de las empresas que los producen, como Lafayette y Grupo Crystal (a través de Cohilados).
Durante 14 años, los aranceles de las subpartidas de hilos e hilados se mantuvieron en el 10%, contrastando con los tejidos producidos con estos insumos, que podían tener aranceles del 0%. Esta situación afectó la competitividad del macrosector hilatura-textil-confección, pues el sector textil nacional no pudo absorber el aumento de arancel de sus insumos y transfirió estos sobrecostos al sector de las confecciones, quienes desde ese entonces vienen asumiendo con mucha dificultad dichos sobrecostos y les ha restado competitividad para poder enfrentar a las telas y prendas importados.
La falta de competitividad fomentó la importación de prendas ya confeccionadas en otros países, especialmente a través de plataformas de comercio electrónico como Temu o Shein, que se benefician de la exención de IVA para compras menores a USD 200 (envíos minimis), la cual ha venido creciendo en los últimos tiempos gracias en parte a unas agresivas campañas publicitarias.
Para equiparar las condiciones con el comercio electrónico exterior, el gobierno planea eliminar el beneficio de envíos minimis a través de una reforma tributaria. Esta busca establecer una tarifa plena del 19 % a estas compras internacionales de bajo monto, una tendencia que no es exclusiva de Colombia. En los últimos años, países como Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Reino Unido o la Unión Europea han eliminado o ajustado las exenciones para compras internacionales de bajo monto, con el fin de equiparar la carga fiscal entre las tiendas físicas y el canal digital. Solo 10 de los 37 países analizados por la OCDE mantienen alguna exención a las importaciones de bajo valor.
Preocupaciones del sector hilandero
A pesar del impulso a la confección, la eliminación arancelaria ha generado preocupación en el sector hilandero nacional. Advierten que el costo de importar hilo será menor que el producirlo localmente, lo que podría llevar al cierre de las pocas hilanderías que quedan. Esto tendría un impacto negativo en el empleo directo e indirecto en la cadena del cultivo de algodón y las hilanderías. Además, la desaparición de la producción nacional de hilo podría dificultar el cumplimiento de las reglas de origen exigidas por tratados de libre comercio (como el de Estados Unidos), lo que impediría que las confecciones colombianas califiquen para la exención arancelaria al ser exportadas a ese país.










