El susodicho admitió que había dejado su puesto porque le dolía el estómago y le pasó los mandos del tren, que llevaba 160 pasajeros a bordo, a un revisor para poder ir al retrete cuando el tren circulaba a 150 km/h.
Un portavoz de la compañía manifestó que “cuando alguno necesita ir urgentemente al baño mientras está al mando del tren, debe coordinarse con el centro de mando para pasarle el control a otro maquinista cualificado o detener el transporte, a mitad de la vía o en la estación más próxima, antes de atender sus necesidades”
En rueda de prensa, la dirección de la compañía ofreció disculpas y aseguró que el maquinista pagaría las consecuencias de sus actos, sin embargo, el este afirmó que no quiso provocar ningún retraso y que “no informó la situación porque se sentía avergonzado”.