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Ramón Isaza, el expara al que se le borraron de la memoria los mil muertos que ordenó

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Ramón Isaza, el expara al que se le borraron de la memoria los mil muertos que ordenó

Pagó 8 años de cárcel por ser jefe de las autodefensas, salió libre para contar verdades, pero el Alzheimer y su memoria fallída lo silenciaron

Ramón Isaza hoy se mueve lento. Parece que cargara encima el peso de todos sus crímenes. Ya no es el poderoso comandante de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio. Tampoco es el hombre que decidió quién vivía y quién moría en los años ochenta y noventa. Ramón Isaza no es tampoco el jefe paramilitar que pactó la paz en 2006, ni es el reo que cumplió su condena de 8 años La Picota. Ahora es solo un viejo enfermo: tiene hipertensión, diabetes, escoliosis, Alzheimer y un trastorno neurocognitivo grave.

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Casa Azul, en Doradal, es su refugio, una región antioqueña que conoce muy bien, porque fue una de las regiones de su influencia como jefe paramilitar. Allí vive ahora rodeado de guardaespaldas que lo protegen de enemigos y recuerdos.

Fue en 2014 cuando Medicina Legal declaró que no estaba en condiciones de declarar. Su ya mente no tenía la capacidad de comprender conceptos legales ni mucho menos recordar detalles. El alzheimer le dejó la memoria como un lago seco. Muchos creen que siempre lo fue: nunca se acordó de los cuerpos en el río La Miel, nunca identificó víctimas, nunca delató a los vivos. En las largas audiencias dentro de la Ley de Justicia y Paz, con la que los paras se sometieron al Gobierno de Álvaro Uribe, solo se acordaba del nombre de algunos muertos.

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Desde la sombra, el presidente Gustavo Petro lo nombró gestor de paz. La Resolución 453 de 2024 lo sumó a la lista junto a otros viejos lobos del paramilitarismo, entre los que están Ramiro Vanoy, alias ‘Cuco’ Vanoy; Hernán Giraldo, alias ‘taladro’; Juan Francisco Prada, alias Juancho Prada; Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’; Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’; Hebert Veloza, alias ‘H.H’; Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’ y Héctor Germán Buitrago Parada, alias Martín Llanos.

Isaza, el viejo, el amnésico, el fantasma

La historia de Ramón Isaza no es la de un campesino que tomó las armas por necesidad. Con apoyos de militares de la Cuarta Brigada convirtió a los 8 hombres que hacían parte de un grupo de campesinos armados llamados Los Escopeteros, con el que defendía las fincas de los continuos robos de ganado por parte de las Farc, que operaban en la zona. Los Escopeteros de Isaza terminaron siendo una de las más sanguinarias estructuras del paramilitarismo.

Ramón Isaza se hizo fuerte en Puerto Boyacá y los municipios aledaños. Para imponer su poder se enfrentó contra guerrilleros, contra otros paramilitares y hasta los Pablo Escobar. La guerra era un buen negocio y Ramón Isaza lo entendió bien, tanto que seis de sus ocho hijos siguieron sus pasos. El protagonista de la noticia más reciente fue Oliverio Isaza Gómez, alias Terror. Un comando de la policía le dio de baja el pasado 21 de febrero. Fue un operativo realizado en el municipio de San Luis, en el oriente antioqueño. Isaza, quien junto a su papá pagó 8 años bajo la Ley de Justicia y Paz, salió en 2016 para seguir delinquiendo, ahora era uno de los líderes del Clan del Golfo.

La historia de Ramón Isaza no es solo la de un hombre que envejece con verdades guardadas, sino la de un sistema judicial que parece olvidar tanto como él. En su momento, lideró un ejército de casi mil hombres que cometieron más de dos mil crímenes. En 2006, se desmovilizó bajo la Ley de Justicia y Paz, fue condenado a ocho años de prisión, que cumplió en La Picota. Salió libre 2016.

Desde su liberación, la justicia intentó que siguiera respondiendo por su pasado, pero la enfermedad llegó como su mejor defensa.

Mientras tanto, en las oficinas de la Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, los expedientes se acumulan. Las familias se quedaron sin respuestas. Los cuerpos son nombre y otros que nunca serán encontrados porque el Magdalena se los tragó, porque nadie quiere recordar y Ramón Isaza no puede.

A Isaza ya no lo llaman a declarar, su voz no es más que un murmullo en una casa perdida en Doradal. Y sin embargo, su sombra sigue ahí, flotando entre los pasillos, recordándonos que hay olvidos que no son casuales, que hay silencios que también matan.

La Comisión de la Verdad puso los números a los crímenes olvidados de Ramón Isaza, que en total sumarían 2.112. Entre los que hay 1.154 homicidios, 304 desapariciones forzadas, 85 torturas, 548 desplazamientos, 188 secuestros, 118 casos de violencia sexual. Cifras que se quedaran solo en eso. Con la memoria olvidada de Ramón Isaza los muertos y los desplazados y las familias de los asesinados no tendrán ni verdad ni mucho menos reparación.



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