La hipertensión arterial, comúnmente llamada presión arterial alta, se asocia a menudo con el término “muerte silenciosa”, ya que muchos afectados no presentan síntomas. En Estados Unidos, cerca de 80 millones de personas padecen hipertensión, y de estas, aproximadamente 16 millones no son conscientes de su condición. Sin tratamiento, la hipertensión incrementa significativamente el riesgo de eventos graves como ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Causas y mecanismos:
La hipertensión se origina por el estrechamiento de las arteriolas, lo que obliga al corazón a trabajar más para bombear sangre, incrementando la presión arterial. Entre los factores de riesgo se incluyen:
- Antecedentes familiares.
- Edad avanzada (más de 60 años).
- Estrés crónico.
- Sobrepeso y obesidad.
- Consumo de tabaco y alcohol en exceso.
- Dieta alta en sodio y grasas saturadas.
- Estilo de vida sedentario.
Se estima que el 90-95% de los casos son de hipertensión primaria, mientras que el 5-10% son secundarias, derivadas de enfermedades como trastornos renales o alteraciones hormonales.
Efectos en la salud:
La presión arterial alta puede conducir a:
- Endurecimiento de las arterias: Incrementa el riesgo de coágulos que pueden causar ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
- Agrandamiento del corazón: Aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca.
- Daño renal: Afecta la función de los riñones.
- Complicaciones oculares: Puede provocar retinopatía, llevando a la ceguera.
Diagnóstico:
El diagnóstico se realiza mediante múltiples lecturas de presión arterial usando un esfigmomanómetro. Un seguimiento regular es esencial, y las lecturas se consideran hipertensión a partir de 130/80 mm Hg.
Tratamiento:
El tratamiento inicial se enfoca en cambios en el estilo de vida, incluyendo:
- Dieta saludable.
- Pérdida de peso.
- Ejercicio regular.
- Control del estrés.
- Abandono del tabaco.
Si no se logra controlarla con modificaciones, se puede recurrir a medicamentos como diuréticos o inhibidores de la ECA, entre otros, que ayudan a regular la presión arterial.
Prevención:
Es fundamental controlar la presión arterial regularmente y adoptar hábitos saludables que mitiguen el riesgo de hipertensión y sus complicaciones.