En plena crisis de la relación con Estados Unidos y el debate sobre su hegemonía internacional, surge la inquietud acerca de la respuesta colombiana a los ajustes del comercio mundial, dada la creciente presencia de China en la producción industrial, que contribuye a la desindustrialización de las antiguas economías dominantes.
El cambio estructural más importante del primer cuarto de siglo XXI es la emergencia de un nuevo polo de desarrollo, China, y su consolidación como centro de desarrollo industrial, eje de innovación en tecnologías complejas y de Inteligencia Artificial, el mayor constructor de infraestructura con energías renovables y el primer exportador mundial de bienes manufacturados.
El debate geoeconómico actual se centra en establecer el tránsito de las economías de Estados Unidos y la Unión Europea hacia el sudeste asiático, China e India. La desindustrialización de occidente se refleja en pérdida de participación en el PIB de cada país y el cierre de plantas fabriles en las antiguas ciudades manufactureras, en pleno traslado hacia los nuevos centros industriales, sobre la costa china.
Esta transición ha dado resultados tangibles en, al menos, tres grandes indicadores económicos: i) en el PIB mundial, China pasó de ser clasificada como la sexta economía, con un PIB de aproximadamente el 10% del de USA, en el año 2000, por el Banco Mundial y el FMI, a ser hoy la segunda, superando a la Unión Europea y 7% por debajo del liderazgo de Estados Unidos, ii) en la producción industrial, ya aparece cómo el líder indiscutible del mundo, con economía diversa e industria de alta complejidad, y iii) en el comercio internacional, también líder indiscutible, sobre todo en la manufactura metalmecánica, informática y equipo de transporte.
La transición del liderazgo económico mundial también impacta a Colombia, de manera ambivalente, dada la larga tradición de tener a USA como el principal socio económico y político, aun cuando se trata de formar parte del patio trasero de la potencia.
El empresariado y los gremios colombianos siguen aferrados a las buenas relaciones con el gobierno norteamericano, pero… poco a poco se deslizan hacia las relaciones económicas con China. El mundo social y político se desenvuelve alrededor del bunker de la 26, Embajada gringa, mientras las operaciones comerciales cotidianas se traducen en mayor penetración china, así lo demuestran las cifras del comercio exterior.
En lo corrido de este siglo, las importaciones colombianas evolucionaron desde los US$11.757 millones de dólares CIF, en el 2000, con USA como principal proveedor, con el 33% de participación, hasta los US$64.105 millones con que finalizó el 2024, y USA con el 24.3%, a julio de este año, es decir, un comercio seis veces más grande y participación menor en 8.7 puntos. ¿Quién copó ese espacio?
La evolución comercial de China en el planeta también se reflejó en Colombia (gráfica), de ser solamente el 3% de las importaciones, en el 2000, a julio de este año es el 26.5%, convirtiéndose en el primer proveedor del país, con una ganancia en participación de 23.5 puntos, muy superior a lo que se redujo la participación de USA, pasando de US$356 millones a US$15.936 millones en el cuarto de siglo. La penetración china en el comercio de importación colombiano fue más allá que la reducción de USA y se especializa en la metalmecánica.
Las importaciones de USA se concentran en los capítulos 27, combustibles con US$4.907 millones, 10, cereales con US$1.740 millones, y 84, máquinas y partes, con US$1.029 millones, para US$7.676 millones, el 47% de las compras colombianas a ese país, en el 2024. Las chinas, en cambio provienen de los capítulos 85, aparatos y material eléctrico con US$3.540 millones, 84, máquinas y partes con US$2.262 millones, y 87, vehículos con $918 millones, para US$7.382 millones, el 46% de lo importado desde China. El capítulo 84 es común en ambos orígenes, sin embargo, China casi triplica a USA.
Desafortunadamente, el realismo empresarial colombiano, que compra más en China, no se refleja en la búsqueda de mercado para nuestras exportaciones, las que siguen apuntando a USA, fueron US$14.300 millones en 2024, mientras a China solamente se dirigieron US$2.377 millones. El desbalance comercial del país, de US$10.807 millones es inferior al desbalance con China, de US$13.559 millones. Revertir esta situación no significa dejar de importar de China, sino diversificar la oferta exportable hacia ese país, allí está el futuro.






