Con el regreso a la presencialidad desde la pandemia, los espacios en la oficina se vuelven parte fundamental para la salud del trabajador. La ergonomía, la iluminación natural y áreas que promuevan pausas activas son hoy factores clave para prevenir el estrés y mejorar la productividad.
En un reciente informe de Unispace se observó que apenas 68% de los empleados encuestados dicen que se pueden encontrar espacios adecuados para concentrarse en la oficina, frente a 76% a nivel global. Esta cifra revela un reto sobre cómo se deben adoptar los entornos de trabajo para responder a diversas necesidades y, al mismo tiempo, atraer a los trabajadores de vuelta a la presencialidad.
Por eso, le contamos cuáles son las estrategias que hoy marcan tendencia y que debería tener un espacio de trabajo para ser más saludable, aumentar la productividad, cuidar la salud y generar un mejor ambiente laboral.
Inclusión en el diseño
El diseño de la oficina hoy no se limita únicamente a escritorios y salas de reuniones. Hoy se concibe como una herramienta para potenciar el bienestar físico y emocional de los equipos. Elementos como la iluminación natural, la ventilación adecuada y la disposición ergonómica de los muebles tienen impacto en la concentración y reducción del estrés.
Un ejemplo son las “salas neurodivergentes”, salas que son diseñadas para trabajadores con necesidades sensoriales específicas. Estas salas cuentan con luz regulable, materiales que amortiguan el ruido y mobiliario adaptable.
Espacios flexibles y dinámicos
El concepto de oficina abierta, que se popularizó en décadas anteriores por fomentar la colaboración, con el tiempo ha enfrentado criticas por dificultar la concentración. La tendencia actual apunta a espacios híbridos: zonas de socialización, áreas de silencio y cabinas privadas para reuniones uno a uno. Con esto, se busca que los trabajadores elijan el entorno más adecuado según sus necesidades.
Zonas de desconexión y descanso
La productividad no solo depende de las horas que el trabajador está frente al computador. Algunas empresas que han incluido zonas de bienestar o áreas verdes han reportado mejoras en el clima laboral y menor ausentismo. Estos espacios destinados para la desconexión y el ocio, permiten recuperar energía, facilitar la creatividad, sobre todo en jornadas intensas.
Infraestructura y equipamiento adecuado
Un espacio de trabajo saludable también depende de contar con el equipo correcto. No se trata solo de un escritorio y una silla: un portátil debe estar apoyado en bases que lo eleven a la altura de los ojos para evitar lesiones cervicales, así como teclados y mouse externos que faciliten la postura ergonómica.
De la misma forma la comodidad también implica diversidad de entornos. Sofás, mesas de coworking o salas informales pueden ser tan útiles como los cubículos, siempre que estén equipados con lo necesario: sillas con buen soporte lumbar, mesas a la altura adecuado y superficies que permitan trabajar con confort por varias horas.
Los expertos coinciden que implementando estas estrategias en los lugares de trabajo se mejora la calidad del entorno laboral, donde las empresas no solo cuidan la salud física y mental de sus equipos, sino que también aumentan la productividad, reducen la rotación de personal y fortalecen su imagen como empleadores atractivos.