Cónozca cómo estuvo la pérdida de bosques tropicales en 2024 y los países afectados

En el último año con datos disponibles, la pérdida de bosques tropicales aumentó de manera alarmante. Durante 2024, el mundo perdió 6,73 millones de hectáreas (Mha) de cobertura forestal tropical, casi el doble de lo registrado en 2023, cuando la cifra fue de 3,74 Mha.

Gráfico LR

Según datos del Instituto de Recursos Mundiales, el principal factor de esta pérdida fueron los incendios forestales, responsables del 49,5% de la deforestación. La agricultura ocupó el segundo lugar con 29,1%, mostrando cómo las actividades humanas siguen ejerciendo una presión significativa sobre los bosques.

Le presentamos el listado de los países más afectados por este fenómeno según lo que reportó el Insituto. El primer lugar lo ocupa Brasil, pues solo en 2024 perdió 2,82 millones de hectáreas, más del doble que en 2023, cuando registró 1,14 millones.

A pesar de las acciones del gobierno federal, que incluyen intervenciones militares y operativos contra la deforestación ilegal, las actividades ilícitas como la ganadería extensiva, la agricultura sin regulación y la minería de oro siguen avanzando, con incendios provocados como método común para despejar la tierra.

En el segundo lugar aparece Bolivia, que perdió 1,48 millones de hectáreas durante 2024. Aunque con menor atención mediática que Brasil, Bolivia también enfrenta una crisis forestal profunda en su territorio amazónico, donde se mezclan la falta de políticas ambientales robustas y la presión de sectores agrícolas.

El tercero lo ocupa el Congo con 0,59 millones de hectáreas en 2024 y la lista continúa con Indonesia que reportó 0,26 millones de hectáreas y Perú, cerrando los primeros cinco países, con 0.19 hectáreas afectadas.

La pérdida de bosques tropicales no es solo una tragedia ambiental, sino también climática. Estos ecosistemas cumplen un papel fundamental en la regulación del clima global, ya que almacenan grandes cantidades de carbono que, al liberarse por la deforestación, aceleran el cambio climático. También ayudan a conservar el agua, evitar la erosión del suelo y mantener el equilibrio de los ciclos naturales.

El Instituto de Recursos Mundiales advierte que su destrucción no solo debilita la biodiversidad, sino también los derechos y la seguridad de quienes dependen de estos territorios para sobrevivir.

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