Del Teamgeist a Trionda, la evolución tecnológica de los balones de los mundiales

Del Teamgeist a Trionda, la evolución tecnológica de los balones de los mundiales

Las miradas y expectativas de los fanáticos del fútbol en todo el mundo están puestas en el Mundial que se celebrará el próximo año en Estados Unidos, México y Canadá.

Una nueva edición del torneo no solo representa la oportunidad de ver a los mejores futbolistas del planeta defendiendo los colores de su país, de disfrutar los estadios más modernos y a las hinchadas más apasionadas; también es una vitrina para apreciar los avances tecnológicos aplicados al deporte, especialmente en el balón oficial.

La evolución de los balones utilizados en los Mundiales de fútbol ha estado marcada por constantes avances en diseño, materiales y tecnologías electrónicas destinadas a apoyar el trabajo arbitral y optimizar el desempeño en la cancha. Desde 2006, cada edición ha incorporado innovaciones que han transformado tanto la forma de producirlos como la manera de analizar su comportamiento durante el juego.

El Mundial de Alemania 2006 marcó un punto de inflexión con la introducción del Teamgeist. Este balón sustituyó la tradicional estructura de pentágonos y hexágonos cosidos por un diseño de 14 paneles termosellados con forma de hélice. La nueva construcción buscaba una superficie más uniforme, además de mejoras en la esfericidad, la resistencia al agua y la estabilidad en el vuelo. Su diseño sentó las bases de las innovaciones que llegarían en las ediciones posteriores.

En Sudáfrica 2010, el Jabulani incorporó la tecnología Grip n’ Groove, que combinaba surcos y una microtextura en la superficie para facilitar el control del balón bajo condiciones de humedad. Su estructura, formada por ocho paneles tridimensionales termosellados, redujo aún más el número de uniones con el fin de optimizar el comportamiento aerodinámico.

Gráfico LR

El Brazuca, utilizado en Brasil 2014, se destacó por incorporar la tecnología de “línea de gol”, un sistema que permitió verificar con precisión si el balón había cruzado completamente la línea en acciones de anotación. Antes de su presentación oficial, el modelo pasó por un riguroso proceso de pruebas en el que participaron 600 futbolistas profesionales y 30 equipos de investigación, lo que permitió evaluar su desempeño en diversos contextos de juego.

Para el Mundial de Rusia 2018, el Telstar 18 introdujo por primera vez la tecnología NFC, que facilitó el seguimiento del balón mediante smartphones y amplió las posibilidades de análisis para entrenadores y organizaciones deportivas. Además, incorporó en su interior caucho Epdm biodegradable Keltan Eco, empleado como un cojín moldeable para amortiguar los impactos durante el partido.

En Catar 2022, el Al Rihla profundizó en los sistemas de registro de datos con la implementación de la tecnología Connected Ball. Este sistema integró un sensor de movimiento de alta precisión capaz de transmitir información en tiempo real al VAR, lo que agilizó y mejoró la revisión de jugadas. El balón también utilizó caucho Epdm biodegradable Keltan Eco, convertido ya en un material recurrente en las ediciones recientes.

De cara al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, el balón Trionda incorporará un sensor de movimiento IMU de 500 Hz ubicado en uno de sus 12 paneles. Este dispositivo se integrará con sistemas de datos sobre la posición de los jugadores y con herramientas de inteligencia artificial, con el objetivo de complementar la información disponible para los árbitros en situaciones de análisis y toma de decisiones.

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