El Fondo Monetario Internacional concluyó ayer su visita a Colombia, y el Gobierno reaccionó a sus conclusiones, entre ellas, su preocupación por la situación fiscal, lo que hace pensar en las “pocas posibilidades” de mantener el acceso a la línea de crédito flexible para Colombia.
Horas después de conocer dicho informe, el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda anunciaron que el país cancelaba ese colchón crediticio aprobado en 2024 y que no habría mayor efecto pues hay suficiente liquidez en reservas internacionales.
En la consulta del Artículo IV, los directores ejecutivos del FMI dejaron un mensaje mixto, ya que “celebran” el fortalecimiento de la economía colombiana y el control de la inflación. De hecho, pronostican que el Producto Interno Bruto cerrará 2025 por el orden de 2,5%.
“Los directores elogiaron la postura restrictiva de la política monetaria del banco central, que ha contribuido a reducir la inflación. Subrayaron que mantener una política monetaria restrictiva sigue siendo importante para enfrentar las presiones inflacionarias persistentes y los riesgos al alza, incluidos los derivados de la continuación de una política fiscal expansiva”, detalló el FMI tras la visita.
Pero, la entidad advierte que hay retos como consecuencia del debilitamiento fiscal, y que en pleno año preelectoral hay factores externos que generan incertidumbre como el freno de la inversión privada.
“En medio de repetidos desvíos fiscales y la suspensión temporal de la regla fiscal, la política tributaria, el marco de políticas de Colombia se han deteriorado desde la solicitud de la Línea de Crédito Flexible, LCF, en 2024. (…) Los directores alentaron a las autoridades a redoblar sus esfuerzos para cumplir con las metas de déficit a corto plazo y, de cara al futuro, respaldaron el ambicioso plan de retornar a la regla fiscal en 2028”, detallaron en el documento.
Ante esto, Colombia decidió suspender este préstamo, que en abril de 2024 se aprobó por un período de dos años, y por un monto total de 6.133,5 millones de Derechos Especiales de Giro, DEG, lo que equivalía en la fecha exacta de la aprobación del acuerdo, a un monto cercano a US$8.100 millones.
De acuerdo con el gerente general del Emisor, Leonardo Villar, la decisión se sustenta en la liquidez internacional que le ofrecen las reservas, y que “la cancelación de esta línea de crédito no afecta la percepción crediticia del país. El nivel de las reservas internacionales es lo suficientemente fuerte para haber sustentado la decisión, no tendrá implicaciones financieras relevantes”, agregó Villar.
Desde el banco central detallan que se cuenta con un nivel de reservas internacionales que actualmente alcanza US$65.500 millones. “Este nivel se ha conseguido gracias al programa de acumulación de reservas llevado a cabo en 2024 por US$1.500 millones y a la rentabilidad de los portafolios, que alcanzó US$4.500 millones durante 2024 y lo corrido de 2025”.
Según el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, la cancelación de la Línea de Crédito Flexible por parte del Gobierno “es el reconocimiento de que el país perdió el acceso a ese instrumento, de acuerdo con la evaluación que hizo el FMI sobre la solidez del marco de política económica en general, y de la política fiscal en particular”.
Agregó que aunque la determinación no tiene efectos prácticos inmediatos porque el mercado ya había anticipado la decisión del FMI, “constituye un nuevo campanazo de alerta sobre la fragilidad de las finanzas públicas y la necesidad apremiante de poner en marcha un plan serio de ajuste fiscal”.
El presidente de Anif, José Ignacio López, tampoco considera sorpresiva la determinación, asegurando que las condiciones macroeconómicas no tenían como soportar dicha línea de crédito.
“Si bien es cierto que el país cuenta con un nivel adecuado de reservas, perder la posibilidad de acceder a recursos en una contingencia difícil, era algo muy positivo, que venía asociado a esta línea de crédito flexible que ahora se pierde. (…) quizás se refuerza la idea que el gobierno tiene que seguir haciendo la tarea en el frente fiscal para minimizar los riesgos macroeconómicos, frente a eventuales acontecimientos que lleven a un estrés financiero”, explicó López.
Para el economista y docente de la Universidad de los Andes, Germán Machado, el anuncio de la suspensión es comparable a la renuncia de las visas de EE.UU. por parte de los miembros del gabinete presidencial, pues ya se sabía que el gobierno estadounidense les retiraría el permiso. En el caso del FMI, el economista dijo que desde abril se había suspendido el acceso a la línea de crédito, y el problema es que no es algo que se pueda recuperar pronto.
“Las finanzas públicas del país están descuadernadas. El déficit y la deuda en 2025 tendrán uno de los niveles más altos de la historia, con números solo comparables a la pandemia del covid-19, pero sin que haya ninguna crisis económica que explique los malos números. Colombia tendrá que reducir muy rápidamente el déficit fiscal, cambiar las reglas de los gastos inflexibles, y retomar la regla fiscal para enviar señales de seriedad y de credibilidad”, explicó Machado.
Cabe destacar que del préstamo con el FMI queda pendiente un pago por US$1.300 millones, que se girará en fin de año.
Lo que llama la atención es que esos recursos se pierden, por así decirlo, en un momento crítico a nivel fiscal. De hecho, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal, Carf, señaló que el Presupuesto para 2026 requeriría un recorte de $45,4 billones para cumplir con la meta del déficit fiscal trazada por el Consejo Superior de Política Fiscal, 6,2% del PIB.
El monto del PGN irá por $546,9 billones, es decir $10 billones menos de la cifra original, recursos que se recortaría de la ley de financiamiento, que ahora buscará $16,2 billones.
A esto se suma que el déficit fiscal, a julio, ya representaba 4,3% del PIB, y según las estimaciones del Banco Itaú, la proyección para el cierre de este año es que se llegue a 7,5%.
Aumentar los ingresos y dar más mensajes de confianza, las claves
Para el director de investigaciones económicas de Corficolombiana, César Pabón, la conclusión del FMI es que el problema se arregla con una reforma fiscal que atienda la reducción del gasto público, sobre todo las inflexibilidades, garantizar el aumento de los ingresos y “recuperar la confianza en la institucionalidad fiscal.
Ellos advierten que la pérdida de confianza en la regla fiscal, pues, incide negativamente en la confianza de la economía”. El economista señala que si esto se aplica cambiaría la postura del FMI.