“Nunca llegó la reactivación del sector, pero sí el cierre del programa de ‘Mi Casa Ya’”

En medio del arranque del Congreso Colombiano de la Construcción 2025 en Barranquilla, Guillermo Herrera, presidente de Camacol, habló sobre los retos del sector y dijo que se debe pasar de los anuncios de reactivación que “nunca llegaron” al despegue efectivo de la vivienda, luego del cierre del programa ‘Mi Casa Ya’.

Herrera le propuso al próximo gobierno construir un banco de proyectos, definir quién, cómo y dónde financiar y ejecutar las más de 4 millones de viviendas que el país necesita y combatir la informalidad.

¿Cuál es el llamado que le hacen al Gobierno que viene para reactivar la construcción?

Bueno, ya estamos hablando del futuro de la construcción y lo que venimos haciendo desde Camacol con el apoyo de Asobancaria y de Asocajas es construir propuestas para ganarle la carrera a la informalidad en el crecimiento de la construcción y de las ciudades.

Se requieren 4 millones de viviendas en los próximos 10 años y la gran cuestión de la política pública es definir cómo las vamos a hacer, dónde las vamos a hacer, quién las va a financiar, si van a ser o van a ser informales, porque la informalidad solamente es sinónimo de desigualdad, de pobreza y de falta de oportunidades.

¿Cómo evalúa la reactivación económica para la vivienda?

Se habló mucho de reactivación desde el Gobierno, pero en la práctica no pasó nada. En lugar de un plan, vimos el cierre abrupto y sin transición de ‘Mi Casa Ya’, lo que golpeó empleo, empresas y familias que ahorraron para su vivienda.

¿Quiénes fueron los más afectados con el fin de Mi Casa Ya?

Perdió Colombia: los trabajadores del sector, el empleo formal y, sobre todo, las familias que vieron frustrado su sueño de casa propia. Solo en diciembre pasado, más de 70.000 hogares quedaron damnificados por la terminación del programa.

Habló de que Barranquilla es un caso de éxito en 2025

Hay un diálogo real entre sector privado y autoridades. En el último año se vendieron más de 12.000 viviendas, un crecimiento de 27%, casi el doble del promedio nacional, apalancadas en subsidios locales del alcalde Char. Barranquilla muestra que cuando hay coordinación, la vivienda despega.

¿Qué espera del Congreso?

Este Congreso es para construir futuro. Llegamos con propuestas técnicas para reactivar el sector, recuperar la confianza de los hogares y acelerar proyectos con impacto en empleo y bienestar.

¿Qué decisiones urgen tomar?

Necesitamos restablecer un esquema de subsidios focalizado y predecible; reglas estables de financiación; y una hoja de ruta para habilitar suelo, simplificar trámites y destrabar licencias. Sin eso, no habrá escala.

¿Cuál es la magnitud del reto habitacional?

En los próximos años, Colombia requiere más de 4 millones de viviendas. La gran pregunta es quién las hará, quién las financiará y dónde. Si no actuamos, la informalidad ocupará ese espacio.

¿Por qué es importante?

Porque la vivienda formal reduce inseguridad, desigualdad y costos urbanos futuros. Si la informalidad gana, tendremos ciudades más fragmentadas y menos oportunidades para quienes más las necesitan.

¿Qué lecciones deja el caso de Barranquilla para el país?

Que los subsidios bien diseñados, acompañados de gestión local y coordinación público-privada, sí mueven el mercado. No es retórica: son ventas reales y empleo. Los hogares y bancos necesitan reglas claras, subsidios continuos, tasas competitivas y trámites más rápidos.

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