A finales de 2025, el Gobierno Petro se sentará con los empresarios y los sindicatos para definir el ajuste del salario mínimo. Este no solo es un rubro fundamental que orienta parte de los lineamientos del mercado laboral formal, sino que también tiene un impacto directo sobre la inflación de 2026.
Los economistas del Banco de Bogotá señalaron que, según sus cálculos, si el aumento del salario mínimo para 2026 es de 9,5%, igual al presentado en 2025, la inflación finalizaría en 4,1%. En cambio, si el ajuste es de 12,4%, la inflación cerraría en 4,7%, lo que ubicaría la cifra por encima de la meta del Banco de la República, que busca llevarla a alrededor de 3%.
Los analistas destacaron que a esto habría que sumarle el impacto inflacionario si se aprueba la reforma tributaria. De darse ese escenario y con un aumento del salario mínimo de 12,4%, la inflación en 2026 superaría 5% por sexto año consecutivo.
El comportamiento de la inflación quedaría sujeto a las decisiones del Gobierno, tanto en el ajuste del salario mínimo como en el avance de proyectos centrales de su política fiscal: la reforma tributaria.
Desde julio de 2025, el propio Presidente dejó claro que el ajuste del salario mínimo para 2026 será alto. Incluso señaló que aprovechará su último año de gobierno para materializar ese objetivo.
Para el Ejecutivo, esta política ha generado beneficios a la economía nacional y no tiene efectos inflacionarios.
El Banco de Bogotá recordó que en los últimos cuatro gobiernos se ha mantenido la tendencia de que el mayor aumento real del salario mínimo ocurra en el último año presidencial, práctica que se remonta al segundo mandato de Álvaro Uribe.
En el caso del gobierno de Iván Duque, el incremento real del último año fue casi el doble del promedio de los ajustes registrados en los tres años anteriores de su mandato.
¿Cómo quedaría el salario mínimo?
Las proyecciones apuntan a que pasaría de cerca de $1,4 millones a más de $1,5 millones. Sin embargo, no se descarta que sea aún mayor. Incluso, el Banco de Bogotá estimó que podría alcanzar $1,6 millones en 2026, consistente con un ajuste de 12,4%.
Según los investigadores, si bien el aumento del salario mínimo puede mejorar la capacidad adquisitiva de los hogares en el corto plazo y dinamizar la economía por un mayor consumo, esa ganancia se diluiría en el mediano y largo plazo a causa de la inflación, ya que, los productos más costosos reducen nuevamente el poder de compra.
Los economistas del Banco de Bogotá también advirtieron que, aunque el ministro de Hacienda, Germán Ávila, defendió la posición del Gobierno asegurando que los incrementos del salario mínimo no afectan ni el empleo ni la inflación, las cifras de 2025 mostraron lo contrario. Basados en estudios del Banco de la República, concluyeron que los altos ajustes del salario mínimo han aumentado la informalidad laboral.
Señalaron que los incrementos en el salario mínimo, la reducción de la jornada laboral y la entrada en vigencia de puntos de la reforma laboral del Gobierno hicieron que la inflación en servicios intensivos en mano de obra, tales como: comidas fuera del hogar, guarderías, peluquerías, recreación y cultura, frenaran su tendencia a la baja en 2025. Los mayores costos laborales están incrementando la inflación en el sector de servicios.
Lo anterior evidencia que la definición del salario mínimo para 2026 será clave para proyectar el comportamiento de la inflación ese año.
En alimentos, una baja tasa de cambio reduciría el costo de los fertilizantes, lo que resultaría en menor inflación. Esto no solo por los menores costos de producción, sino también por una mayor oferta agrícola, ya que, habría más incentivos para vender en el mercado interno en lugar de exportar con una tasa de cambio desfavorable. Por ello, se proyecta que la inflación de alimentos se ubique en 3,1% a finales de 2026.
En los productos regulados, como las tarifas de gas, electricidad e incluso la gasolina, también habría una tendencia a la baja. Se anticipa que la inflación de los bienes regulados se sitúe en 3,5% en 2026.