Después de grandes debates sobre los linderos y el uso del suelo, fue aprobado de manera unánime durante la clausura del periodo de sesiones extraordinarias en el Concejo municipal de Ocaña el proyecto de acuerdo encaminado a la enajenación del lote para la construcción del Centro multisectorial del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).
Los 15 miembros de la corporación votaron a favor de la iniciativa luego de analizar los soportes jurídicos y certificados catastrales para otorgar las facultades especiales al mandatario local, Emiro Cañizares Plata, con el fin de ceder 2,48 hectáreas destinadas a la adecuación de la estructura.
La obra beneficiará a unos 35.000 jóvenes de la zona del Catatumbo donde el Gobierno nacional anunció un presupuesto de 46.000 millones de pesos. El mismo ministro de Trabajo, Antonio Sanguino Páez, intercedió para salvar la iniciativa a punto de hundirse por falta de claridad jurídica.
El coordinador académico del SENA en Ocaña, Gerardo Vergel Clavijo, resaltó la decisión porque se le entrega a la zona del Catatumbo la posibilidad de ampliar los programas académicos para que los jóvenes materialicen sus proyectos de vida.
Héroes y villanos
Los concejales de la coalición mayoritaria consideran que, pese a los insultos, ofensas, amenazas e intimidaciones, no dieron el brazo a torcer hasta encontrar las alternativas a la luz de los cánones legales.
Una de la ponente, Yurima Isabel Sánchez Rincón, reconoce que fue un camino largo de muchas discusiones, recomendaciones y al final se despejaron las dudas en materia de escrituración y traspaso de una porción del lote.
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“La administración municipal terminó entendiendo que la narrativa de héroes y villanos fue un paso en falso. Inicialmente no presentaron un proyecto de acuerdo con los soportes jurídicos, con los debates se pudo construir un proyecto de acuerdo más serio para garantizar los derechos de la comunidad educativa Normal Superior”, agregó.
Destaca los debates con altura y ceñidos a la ley para hacer realidad la inversión anunciada en el convenio interadministrativo suscrito entre la alcaldía, Gobernación de Norte de Santander y el Gobierno nacional.
Malestar por una metáfora
Los concejales no comparten las declaraciones del ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, lo que desató una seguidilla de improperios por parte de la gente.
“Pedimos respetuosamente que no nos desafíen en el afán de conseguir aplausos y votos, recordar que los proyectos de acuerdo no pueden pasar sin estar completos. Utilizar la misma metáfora que ellos usaron: ya no pueden ser como burros enfermos que hacen ruido, pero no avanzan y si avanzan están cansados sin guías y a punto de caerse antes de llegar”, exclamó la jurista Yurima Sánchez quien dio el aval para inclinar la balanza y garantizar la aprobación definitiva.
El florero
Los concejales aclaran que el mejoramiento de los programas del SENA no era la discrepancia, solo querían estar seguros de la parte jurídica para evitar investigaciones futuras.
“Los esquemas de educación para los jóvenes del Catatumbo nunca ha estado en discusión, ya que es un eje de transformación social. Esta sede va a traer muchas cosas positivas para Ocaña, va a dinamizar la economía y sobre todo permitir que los jóvenes y toda la comunidad se forme, aprenda un arte al servicio de la gente”, recalcó la abogada concejala ya que, si el proyecto de acuerdo se hubiese aprobado con vicios, la inversión no podía hacerse realidad porque el lote siempre fue el florero de Llorente.
Una cláusula resolutoria propuesta por la administración local y es que el SENA cuenta con un plazo de 5 años para efectuar la inversión de lo contrario retornará al ente territorial.
La comunidad se mostró satisfecha con la decisión tomada por el Concejo de Ocaña, por los beneficios que trae para ellos.
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