A través de un video, Gabriela contó que, pese a que instauró la denuncia desde el pasado 17 de agosto, su caso no ha tenido avances, lo que para ella significa un riesgo de que más mujeres hayan sido víctimas de la misma persona. También mostró su preocupación ante el hecho de que sus denuncias en redes sociales son borradas casi que de forma inmediata.
Después de la denuncia, Gabriela ha sido perseguida de manera sistemática -según su testimonio-, pues todas las cuentas en las que sube el video donde relata la presunta violación, han sido cerradas.
a mujer relató que fue contactada el 7 de julio pasado desde la cuenta de Instagram de Allen, nombrada @the_hollywoodhustle (que traduce algo así como el ajetreo de Hollywood), en la que la habría invitado a participar en un proyecto.
“Me contactó directamente porque él trabajó con una amiga modelo; él me vio en las redes de ella y se interesó por mi trabajo. Llevo seis años como modelo y es normal que marcas y productores te contacten por Instagram. Eso sí, uno siempre se cerciora de que quien escribe tenga trayectoria y credibilidad. Vi que había trabajado con mi amiga sin novedad y acepté. Él me pidió mi número de teléfono y dijo que su asistente se pondría en contacto conmigo. Ver que había un equipo de trabajo detrás me dio más confianza”, dijo.
Para el 8 de julio, una asistente de Allen le envió a Marbella la propuesta formal en la que le ofrecían 1 millón de pesos por participar en un fotoestudio en Medellín o Copacabana y donde le decía: “El propósito del fotoestudio es expandir su círculo (el de Allen) en Colombia, ya que él usualmente trabaja con influencers y modelos de Estados Unidos, entonces este proyecto será posteado en Instagram como un post compartido. Y así te podemos seguir contratando para proyectos futuros”.
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Asimismo, la víctima señaló que ese primer trabajo se realizó en Rionegro, en un sitio muy conocido en el mundo del modelaje de la ciudad, donde había un equipo listo. Más tarde llegaron él, su traductor –pues él supuestamente no habla español– y su asistente de marketing.
“En esa producción se trabajó con normalidad, y tras cinco horas de producción, terminamos y me pagaron en efectivo. Él dijo que quería hacer una segunda parte del video en Medellín. Nos volvimos a ver unos cinco días después en un Airbnb en Las Palmas e hicimos unos clips. Luego fuimos al complejo deportivo Atanasio Girardot. Todo ese día trabajamos sin novedad y superprofesional”, continuó el relato de la joven.
Dijo Gabriela que el asunto se volvió turbio al final de esa sesión, pues Allen le hizo una propuesta que no le gustó, al parecer, traducida por la asistente, y frente a un socio que al parecer administra una agencia de Onlyfans en Medellín: “Me proponen un contrato de cinco años donde yo cedo los derechos de mi imagen y el acceso a mis redes sociales para que él me las trabaje y así yo crezca y llegue al estrellato. Yo jamás le creí porque nunca me ha interesado esa fama”.
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Posteriormente, según Gabriela, Allen le pidió grabar un tercer video, pero en Copacabana. El rodaje iba a tomar tres días y sería para una pieza musical de un supuesto amigo del gringo. Según detalló la modelo venezolana, la sesión se pactó para hacerse el 17 de agosto en una casafinca de una parcelación en Copacabana. “Easy Money (dinero fácil)” le escribió Allen a Gabriela.
De acuerdo con lo relatado por la modelo, ella llegó al sitio el viernes 16 de agosto a las 9:30 de la noche, donde solamente estaban la asistente y Allen, no había música. “Le dije al conductor que por favor me recogiera al otro día. Decidí quedarme con ellos porque pensé que para la mañana del sábado llegaba el resto del equipo, así podíamos adelantar la sesión que teníamos en el bar Tijuana de Copacabana. Vi que ellos empezaron a estresarse y luego me dijeron que al final el bar no había prestado las locaciones para grabar, pues era quincena”.
Ante la evidente molestia de la modelo, ellos le habrían ofrecido pagarle el día. “Luego él –a través de ella– volvió a hablarme de esa propuesta de hacer parte de una agencia de scorts (acompañantes sexuales). Dijo que las modelos que yo admiraba en algún momento fueron scorts. Yo le rebatía ese concepto tan americano que él tiene de que para llegar a lo alto hay que acostarse con alguien. A él eso lo molestaba, porque no le seguía la corriente. Pero insistía. De la nada, sacó una bolsita y comenzó a consumir droga como si fuera algo normal”.
Gabriela afirmó que inicialmente fue acomodada en un cuarto donde iba a dormir la asistente, pero que esta le sugirió dormir en una habitación en la que Allen tenía todos sus elementos. Ella aceptó pensando que era una oferta por amabilidad, además había entendido que Allen iba a dormir en otra parte.
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“Me alisté para dormir y él me tocó la puerta; pasó, se sentó en la cama e insistió con la oferta, entonces le pedí que se saliera. Pero cuando se iba a ir, se levantó, apagó la luz y se sentó en una punta de la cama. En ese momento me sentí incómoda, le insistí que saliera y le pedí que me dejara dormir”.
Gabriela recuerda que ese día durmió poco, pues Allen y Laura se habían pasado la noche escuchando música a todo volumen. El sábado 17, a las 9:00 de la mañnaa, despertó y ante la falta de actividad para la producción, pidió claridad a la asistente: “Ella insistía en que estaban buscando la gente y arreglando el tema del bar, pero me di cuenta de que ni a la maquilladora le habían avisado”.
Así continúa la historia que contó Gabriela: “A las 11:00 de la mañana, mientras hablaba con mi pareja para decirle que ese día me devolvía, él entró con una bolsa grande de polvo blanco, de droga, y cerró la puerta con seguro. Estaba desnudo y muy muy drogado. Yo no miré y le pedí que se saliera. Estaba totalmente aterrorizada. Intenté coger mi celular y tal vez avisarle a Laura, pero no pude. Fue cuestión de segundos, él se me tiró encima (…) empecé a gritar. Siempre luché, le lavé las uñas en los ojos, en los genitales, en cualquier parte para que me soltara, pero eso lo motivaba a atacarme más.
Fue extremadamente violento. Le pedí que no me hiciera nada, pero él me golpeaba, me ahorcaba. En inglés me decía que no iba a salir de ahí viva. Me lo dijo como si fuera algo que dijera todos los días en un tono hasta irónico… Me violó… sin compasión ni arrepentimiento durante media hora.
Tras la violación, Gabriela comenzó a pensar en cómo salir del cuarto. Contó que no encontró mejor opción que hacerle creer a Allen que cedía. “Me le metí por el lado de la comida: le dije que yo necesitaba comer e incluso que él debía comer algo. Todo con mucha cautela, porque un paso en falso era jugarse la vida.
Salí y me encontré con Laura (la asistente), le conté lo que había pasado y ella aparentó entrar en shock, yo sentí en ese momento que ella era una víctima y que debíamos salir ambas, porque si no íbamos a terminar muertas. Pensé en llamar a la Policía, pero recordé que él la noche anterior, mientras hablábamos de sus propuestas, me había lanzado unas amenazas indirectas: que él era un ‘gangster’ y que estaba implicado en algunas ‘cosas’ y que tenía ‘contactos’ que lo sacarían de problemas”, dijo la joven.
La esperanza de la modelo se centró en el conductor que la había llevado la noche anterior, quien por fortuna ante el llamado de urgencia de la mujer sintió que algo pasaba; llegó rápidamente a la lejana unidad residencial. Resumiendo el relato, según Gabriela, Allen presuntamente la amenazó, le dijo que no podía irse porque esa noche tendría una fiesta con sus “amigos”.
Por fortuna, el conductor logró llegar hasta la entrada de la casa finca “ranchado” en que solo se iría con la modelo. De la propiedad habrían salido las dos mujeres en el vehículo. “Luego de que ya el carro había llegado, Allen me pidió disculpas. Dijo que estaba muy drogado y me insistió con el tema de la agencia de scorts. Laura se fue conmigo, pero vi que ella es una cómplice, porque primero se quiso ir a mi casa, como para saber dónde vivía, alegando que no tenía adónde ir y que tenía miedo.
Pero sé que a la noche volvió a la finca. En el camino ella me metió mucho terror diciendo que Allen controlaba a la Policía y que se iba a tirar en mi carrera. Pero no me importó, yo estaba decidida a poner la denuncia”.
Desde el mismo sábado 17 Gabriela interpuso la denuncia por presunto abuso sexual ante la Fiscalía en el búnker de Caribe. Además, tuvo que ser ingresada de urgencias en la Clínica de Las Américas para ser atendida por las graves secuelas que le dejó el ataque. Allí se activó el código fucsia que permitió recoger todo el material probatorio. Además, tuvo que pasar cinco días hospitalizada, incluso con tratamiento psicológico por el trauma del incidente.
“Mi cuerpo estaba golpeado por todas partes, yo tenía que estar dopada por el dolor físico. Pero el dolor del alma no se me ha quitado”.
Como se dijo al inicio, uno de los lamentos de la víctima es que si bien su caso fue denunciado desde el pasado 17 de agosto (hace más de un mes) ante el fiscal 158, este sigue sin avanzar: “15 días después de la violación me citaron en el Caivas Norte de Bello, allí me tomaron declaración de nuevo. Pero hasta ahora no ha pasado nada”.
De hecho, a hoy no se sabe si Allen sigue en el país o si se fue hacia Estados Unidos.
Otro hecho que denunció Gabriela es que a los días del ataque su cuenta de Instagram, que es vital para su trabajo, fue hackeada. Sin embargo, días después, por medio de mensajes que Allen le hacía llegar a través de su asistente, le dieron a entender que conocían gente al interior de las plataformas digitales para que le ayudaran a recuperar sus cuentas.
Ante esta situación, Gabriela comenzó a denunciar, pero con sorpresa notó que al poco tiempo de hacer pública la violación, las cuentas que hacían eco de ella eran tumbadas. “Tuve que salir de la ciudad. Estando lejos decidí subir el video con mi denuncia, pero automáticamente me los tumbaban. Hoy sigue ese asedio,
al parecer por hackers, tal vez pagados por él. El interés de silenciarme es que parece que el tema es mucho más grande que una violación.
A las denuncias de Marbella se han ido uniendo testimonios de otras personas que le muestran su solidaridad y que también cuentan sus impresiones del caso.
La Policía Nacional manifestó que una vez conocidos los hechos denunciados emprendió un trabajo de coordinación con el fin de verificar la activación de la ruta, para ofrecerle a la mujer víctima asistencia psicosocial y jurídica y determinar qué medidas de atención requieren ella y su familia. “La Policía se suma al trabajo del CTI de la Fiscalía para avanzar en el proceso investigativo, rechazamos estos tipos de violencia basados en género”, expresó la Mayor Deisy Aponte, jefe de Estrategia Mujer, Familia y Género de la Policía Metropolitana.
Mientras tanto, Allen sigue en sus redes sociales mostrándose, disfrutando la gran vida rodeado de mujeres y autos de lujo. En su cuenta de Instagram se nota que ha estado en Medellín y en la zona de embalses, se intentó contactar con él para conocer su versión pero no ha respondido
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