El paro minero protagonizado por la Mesa Minera entre el mes de julio y agosto de 2017 en los municipios de Segovia y Remedios, se convirtió en un paro armado en el que detectaron -para ese entonces- la infiltración de miembros de bandas criminales asociadas al Clan del Golfo, y elementos que han pertenecido o pertenecen al ELN.
Causando muertes, decenas de heridos, pérdidas de 300 millones de pesos por día en el sector comercial; incendio de camiones, carros y autobuses.
Pérdida de clases y jornadas de trabajo por la inseguridad en las calles, y sin contar la cantidad de robo a mano armada a civiles que transitaban durante los disturbios.
Lo cierto es que la minería ilegal ha sido desde siempre uno de los principales conflictos que ha liderado en Segovia. Paramilitares, asesinatos y la delincuencia desatada que va en ascenso.
Sin embargo, todo esto gira en torno a una sola organización, que se pinta indefensa e inocente pero realmente es la responsable de todas las masacres que ocurren desde hace años en el municipio segoviano, la Mesa Minera.
Estas alianzas ilegales de la Mesa Minera han desatado una guerra campal por el oro, lo que produjo que en el año 2013, Segovia se ubicará a la cabeza en las tasas de homicidios del país, con 78 asesinatos. Así como también todos los estragos del paro minero en 2017.
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