En un escenario político donde la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales, el reciente actuar del Ministro de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, Mauricio Lizcano, resalta como un ejemplo de compromiso con el país. Su decisión de revocar la licitación del proyecto ‘Escuelas Potencia Digital’, tras las alarmas encendidas por la investigación de Al Oído, refleja una actitud proactiva y responsable ante posibles irregularidades.
Desde que las primeras alertas sobre la millonaria licitación comenzaron a circular, Lizcano no se hizo a un lado. En su reunión con Catalina Suárez y su equipo, mostró apertura para escuchar las inquietudes y críticas, reconociendo que la transparencia debe ser el eje de toda acción gubernamental. Esta disposición a evaluar y recalcular la ruta es un indicio claro de un líder que entiende la importancia de la confianza pública.
A pesar de que el proceso de selección había cumplido con todos los principios de la contratación estatal, Lizcano no dudó en aceptar las recomendaciones de la Procuraduría, priorizando así la integridad del proceso por encima de cualquier ego institucional. Su declaración de que “lo más importante es la conectividad de los niños” deja claro que su enfoque no es solo administrativo, sino profundamente humano. Se trata de garantizar que miles de estudiantes en 3,000 instituciones educativas tengan acceso a la tecnología que necesitan para su formación.
Las inquietudes que llevaron a la revocación de la licitación, como cambios repentinos en las reglas del juego, tiempos inadecuados para cumplir con los requisitos y una evaluación desproporcionada de las ofertas económicas, son cuestiones que no pueden ser pasadas por alto. La decisión de revocar no fue fácil, pero fue necesaria. Al escuchar a los entes de control y a los medios de comunicación, Lizcano demostró que su prioridad es el bienestar del país y de sus ciudadanos.
Esta acción también envía un mensaje importante al gabinete del presidente Gustavo Petro: la escucha activa y la humildad son esenciales para el éxito del gobierno. El hecho de que Lizcano esté dispuesto a revisar y modificar procesos resalta un compromiso con la mejora continua y la responsabilidad pública.
Es cierto que la revocación de esta licitación implica un retraso en la ejecución del proyecto y un desafío en la planificación y ejecución de recursos. Sin embargo, el costo de actuar sin la debida diligencia podría ser aún mayor. En este sentido, Lizcano ha optado por el camino correcto, asegurando que los próximos pasos se tomen con las garantías necesarias para evitar errores que perjudiquen a los más vulnerables.
A medida que avanza el proceso de revisión y ajuste, la pregunta sobre las responsabilidades dentro del MinTIC queda en el aire. Es fundamental que se tomen acciones internas para asegurar que el proceso sea más robusto en el futuro. El liderazgo de Lizcano, que ha mostrado su capacidad para escuchar y aprender, debería inspirar a otros dentro del Ministerio a hacer lo mismo.
Finalmente, la decisión de Mauricio Lizcano es un ejemplo de cómo se puede gestionar el poder con integridad y responsabilidad. En un entorno donde la crítica es constante, su apertura al diálogo y su disposición a tomar decisiones difíciles son dignas de reconocimiento. En este sentido, el país gana, y, lo más importante, los niños y niñas colombianos que merecen el acceso a una educación de calidad se benefician. La historia nos enseñará que a veces hay que dar un paso atrás para avanzar de manera más firme y segura.