Todo comienza con la visita de una conocida a la casa de un hombre ubicada en el barrio Quiroga quien, con la excusa de pactar un negocio, lo engañó. Se conocían hace más de un año. “Ella llegó con la mentira de hacer un trabajo con él, con mi tío. Pero terminó escopolaminándolo”.
Según los familiares de la víctima, la delincuente, ya dentro de la casa dejó ingresar a dos de sus cómplices para que le ayudaran a cometer el robo.
Un cuarto miembro de la banda entró con una pipeta para poder usar un soplete y así hurtar una suma de 800 millones de pesos que se encontraban en el interior de una caja fuerte entre pesos, dólares y joyas. “Eran los ahorros de toda una vida de mi tío. Convoco a todas las autoridades para que nos ayuden. A la Fiscalía, a la Sijín para que se haga justicia”.
La familia pide ubicar a Johanna Soleima Campo Vicuña pues consideran que ella está implicada en el robo. “Nosotros como familia damos 20 millones de pesos para dar con esta persona”.
Según el dictamen de Medicina Legal y la Fiscalía a la víctima le suministraron escopolamina. “Esta modalidad está siendo muy usada. A mi tío casi lo matan, esto no puede seguir pasando”.
Por la forma en la que se cometió el robo se deduce que todo estaba fríamente calculado. Sabían qué había en la caja fuerte, dónde estaba ubicada y que necesitaban el soplete para finiquitar sus intenciones.
Los peligros de la escopolamina
César Augusto Hernández, investigador y perfilador criminal de la Universidad Manuela Beltrán, explicó para un reciente informe de la sección Bogotá de EL TIEMPO que el uso de escopolamina es una modalidad que mayoritariamente se da en bares y discotecas, donde los victimarios aplican sustancias bien sea en el cuello o la ropa de las víctimas, utilizando técnicas de coqueteo o amistad.
Esta es una sustancia incolora e insípida que puede ser suministrada de forma oral o cutánea. “El modus operandi más común es poner la sustancia en las bebidas. Cuando la víctima descuida su trago, el delincuente aprovecha para hacerlo; no obstante, también lo hacen en chocolates y dulces”.
Esta forma de atacar a las víctimas también está presente en los servicios de transporte particular que operan con aplicaciones. Allí, la víctima es abordada mediante una servilleta o algún elemento de servicio; incluso, advirtió Hernández, que los químicos pueden ser liberados en el aire del vehículo.
Por otro lado, Santiago Pabón, toxicólogo de la Universidad Javeriana, explicó los efectos que esta droga puede tener dentro del organismo. Según el galeno, la escopolamina es mezclada con otras sustancias hipnóticas para ser usada en dos contextos: uno, para provocar intoxicaciones con fines delictivos, como hurtos, paseos millonarios; y en asaltos sexuales.
Esta droga hace que los sujetos empiecen a obedecer órdenes sin oposición y de forma automática
No obstante, Pabón advirtió que hay una modalidad de uso recreativo, pues la sustancia tiene la capacidad de generar alucinaciones y poner a la persona en estado de sumisión química. “Esta droga hace que los sujetos empiecen a obedecer órdenes sin oposición y de forma automática. Sin embargo, la persona puede entrar en un estado de agitación que el criminal no pueda controlar”.
Finalmente, los expertos advierten que las víctimas de esta modalidad pueden presentar lapsus de amnesia, deterioro neurológico posterior, piel seca y enrojecida. Además de la pérdida parcial de la visión y en el curso de la intoxicación se pueden dar convulsiones, como, presuntamente, fue el caso de Hernán Mejía.