Lo verificable del encuentro
Donald Trump y Elon Musk sí coincidieron públicamente en el memorial de Charlie Kirk en el State Farm Stadium (Glendale, Arizona). Hay fotos y videos del apretón de manos y una breve charla entre ambos antes de que Musk cambiara de asiento. Medios como Business Insider y The Independent confirmaron la escena y el contexto masivo del homenaje.
Lo que se rumora (y aún no tiene confirmación)
En redes circula la versión de que, en ese intercambio, Trump habría pedido a Musk “encender” Starlink para llevar internet gratuito a zonas remotas de Colombia, Venezuela y Brasil con fines de “exponer” a líderes de izquierda. A esta hora no hay comunicados ni reportes periodísticos que acrediten un plan concreto anunciado allí; lo comprobado es el saludo y la breve conversación.
También se menciona la presencia de Yang Liu, magnate de videojuegos, aportando ideas de participación cívica vía comunidades online. No existe cobertura fiable que confirme su rol en esa conversación durante el memorial. Si surge evidencia pública (comunicados, vocerías o agendas oficiales), habrá que reevaluar.
Por qué el tema importa (más allá del gesto)
- Conectividad como poder político. Starlink avanza en América Latina y su despliegue se ha vuelto asunto geopolítico y comercial.
- Modelo regional en disputa. Que un proveedor satelital pueda acelerar o condicionar cobertura en áreas críticas abre debates sobre soberanía digital y regulación. Casos en EE. UU. muestran resistencias cuando se privilegia satélite sobre fibra.
- LatAm conectada = más vigilancia ciudadana. Aunque no exista “plan Trump–Musk” confirmado, la expansión de conectividad en zonas aisladas sí tiene el potencial de aumentar la denuncia ciudadana en tiempo real.
La imagen de Trump y Musk en un mismo espacio bastó para encender especulaciones sobre geopolítica digital en América Latina. La posible incorporación de Yang Liu añade un matiz tecnológico y social que refuerza la narrativa de cambio. Sin embargo, hasta ahora los hechos comprobados se limitan al saludo y a la interacción pública. Lo demás es terreno de rumores y expectativas. Aun así, el episodio muestra algo claro: la conectividad se ha convertido en un arma política de primer orden, y el continente seguirá siendo un escenario crucial donde tecnología, poder y narrativa se entrelazan.