45 Segundos un portal de noticias donde nuestra característica principal es la investigación a fondo junto con periodistas destacados en diferentes categorías

Iván Duque, el presidente que se ha enfrentado a la criminalidad en época de pandemia

Noticias Recientes

Colombia

Iván Duque, el presidente que se ha enfrentado a la criminalidad en época de pandemia

No hay trabajo más duro que el de dirigir un país, pero más duro aún cuando se tiene todo en contra. Iván Duque llegó a la Casa de Nariño con la intención de recuperar el rumbo que se había trazado en el gobierno de Andrés Pastrana con el Plan Colombia y posteriormente la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez.

Desde que Duque se posesionó, supo que su cuatrienio sería difícil, gobernaría con un Congreso en contra, uno que había sido comprado por Juan Manuel Santos, el mismo que hizo caso omiso al fallo de la Corte Constitucional que declaraba inexequibles dos secciones del Acto Legislativo conocido como Fast Track.

La demanda que llevó a la Corte a estudiar el documento que permitía la implementación de los acuerdos de La Habana sin modificación alguna fue interpuesta el 30 de agosto de 2017 por el hoy presidente de Colombia, Iván Duque.  El entonces senador expresó en el momento de radicar la demanda que uno de los argumentos que lo llevaron a acudir al alto tribunal era que esa reforma limitaba la capacidad del Congreso al supeditarlo a hacer modificaciones sólo si el Gobierno lo permitía, una violación clara a la separación de poderes y una anulación completa de la representación del poder ciudadano.

La Corte Constitucional le dio la razón a Duque, pero como el fallo no era retroactivo, se salvaron todas aquellas normas que ya habían sido aprobadas por el Congreso y que eran fundamentales para las FARC, entre ellas, la ley de amnistía que les permitiría llegar al Senado y la Cámara de Representantes, la que blindaba el Acuerdo, la que creaba el estatuto de oposición, su propio partido político y la creación de la JEP.

A todo esto se le debe sumar el hecho que el gobierno de Juan Manuel Santos se robó el plebiscito. El 2 de octubre de 2016 la mayoría de los colombianos votaron por el No a la implementación de los acuerdos de paz con las FARC. Santos desconoció el resultado y hoy Colombia cuenta con diez “honorables congresistas” miembros del grupo guerrillero.

Los excomandantes de las FARC tienen deudas con la justicia y el pueblo colombiano por narcotráfico, terrorismo, homicidio, secuestro, reclutamiento infantil, despojo de tierras, violaciones, abortos forzados y pedofilia. A los integrantes del Secretariado de las FARC no les alcanzaría esta vida y tres rencarnaciones más para pagar por sus crímenes. Juan Manuel Santos les conmutó las 56 sentencias falladas en su contra  por los  jueces de la República por una curul. Esos fallos suman 1.629 años de cárcel para los guerrilleros, eso representa más de 16 siglos tras las rejas.

Gracias al Acuerdo de Juan Manuel Santos, hoy en día Colombia está inundada de cultivos de coca y las leyes que dejó Santos brindan facilidades para que el narcotráfico haga de las suyas en el país. En 2017, los cultivos alcanzaron un récord histórico.

Y si nos enfocamos en analizar por un momento lo que ha sucedido en Colombia desde el pasado 28 de abril de 2021, podemos darnos cuenta de la mano negra que controla el supuesto paro nacional. Cuando la Minga Indígena se tomó Cali y bloquearon las vías, lo hicieron con la intención de desviar la atención de las autoridades lo que permitió que 72 mil kilos de coca fueron sacados por los “caminos de paz” instaurados en el gobierno Santos.

El mundo hoy está invadido de cocaína colombiana mientras políticos como el exsenador del Polo Democrático y exministro de Justicia, Parmenio Cuéllar y el exalcalde de Pasto Harold Guerrero se dedican junto a sus magistrados del “cartel de la toga pastuso” a tumbar leyes y entorpecer el trabajo de quien quiere trabajar por el bien de Colombia. Cuéllar, Guerrero y sus lacayos tumban cualquier intento del presidente Duque para darle al Estado posibilidades de ganar en la lucha contra el narcotráfico.

Con el Plan de Abastecimiento de Combustible en el departamento de Nariño se han visto beneficiados el Cartel del Norte del Valle, las FARC y el ELN, productores de coca en esa región del país, pero resulta que las nuevas generaciones del cartel de México también se han visto favorecidos. Y es que Nariño tiene la segunda gasolina más barata del país

Cuellar y Guerrero son presidentes honorarios de Adiconar, la asociación de distribuidores de combustible de Nariño. Parmenio Cuéllar es el autor del artículo de la ley de fronteras de la cual tanto se beneficia el departamento con los subsidios que da el Estado de 420 pesos por cada galón de combustible que se transporta desde el Valle del Cauca, esto representa cerca de 118.000 millones al año

Tanto Cuéllar como Guerrero tienen estaciones de servicio en el departamento de Nariño y son beneficiarios directos de la ley de fronteras y el Plan de Abastecimiento. Completa el triangulo de corrupción el empresario transportador, Luis Gámez.

Las facilidades que brindan los políticos nariñenses a los narcotraficantes ha convertido al departamento en un verdadero paraíso para la ilegalidad. El municipio de Barbacoas tiene una población de 32 mil habitantes y cuenta con 39 estaciones de combustible, un número injustificable dado el índice poblacional y el parque automotor. Estas particularidades dejan en evidencia la estructura criminal que se mueve en la zona.

El narcotráfico es el mayor consumidor de combustible de la región pues se necesitan 75 galones de gasolina para producir un kilo del cocaína. Lo más indignante de esto es que el gobierno termina  subsidiándole la materia prima a los bandidos que tiene sus “cocinas” en Nariño gracias a las ayudas brindadas por Cuéllar, Guerrero y Gámez con el Plan de Abastecimiento.

El gobierno de Juan Manuel Santos se dedicó a expedir leyes y decretos que terminaron entregándole el país a los bandidos de las FARC y demás grupos ilegales. Santos le amarró las manos a la fuerza pública, los igualó con los criminales y se les impidió combatir el narcotráfico de manera correcta, un golpe certero a esos que juraron proteger nuestras vidas y a nuestro país.

Iván Duque ha tenido que gobernar con una cúpula militar que se encuentra dividida gracias al General Mejía, hombre designado por Juan Manuel Santos a finales de 2017 como comandante del Ejército. Duque está rodeado de una cúpula militar torcida a la que solo le importan los contratos arreglados que les quedaron del gobierno pasado.

La Policía Nacional se encuentra derrotada, los decretos amañados de autoría de las FARC y políticos de izquierda que se pasean por los pasillos del Capitolio Nacional que le impiden a la fuerza pública defenderse repercute en la seguridad que ellos puedan brindarnos a todos nosotros los colombianos. Es poco y nada lo que pueden hacer con las manos amarradas.

Iván Duque es un presidente realmente decente y pertenece a una nueva clase de políticos, una “generación motivada por el servicio y no por el ejercicio vanidoso del poder, una generación comprometida con el futuro y sin anclas en prejuicios del pasado”. Desde el inicio de la pandemia, ha recibido duras criticas por parte de los movimientos de derecha y de izquierda.

Se le ha pedido que viole las leyes y que recurra a cortes internacionales para echar para atrás los acuerdos de La Habana. Se le ha atacado y tildado de mal gobernante y sus opositores tratan de desconocer el hecho que Duque ha tenido que enfrentar una de las crisis mundiales más duras de la historia. Nadie estaba preparado para enfrentar una pandemia, ni el más experimentado analista de crisis hubiera podido predecir la llega del SARS-CoV-2 y las consecuencias mundiales que este tendría.

Duque también ha tenido que enfrentarse a los amaños que dejó el gobierno Santos que arregló las cortes a su antojo para favorecer la ilegalidad, sobre todo esa que quedo refrendada en los acuerdos de paz.

2020 fue un año histórico en la lucha contra el narcotráfico, la campaña `Orión´ dio duros golpes que evitaron el consumo de más de 711 millones de dosis de cocaína, un año récord en incautaciones, destrucción de laboratorios y erradicación de cultivos ilícitos.

“Se han destruido más de 4 mil laboratorios en lo corrido del año y más de 113 mil hectáreas erradicadas y vamos a acelerar nuestro trabajo para llegar a la meta de 130 mil. No se puede desconocer el fenómeno de la resiembra pero este (2020) es el año de la mayor erradicación jamás desplegada por parte de toda la fuerza pública” manifestó en su momento el mandatario.

El gobierno Duque ha propinado fuertes golpes a los cabecillas de las diferentes organizaciones ilegales. Fue abatido alias `Uriel´, cabecilla del ELN, tercero al mando del Frente de Guerra Occidental. Fueran también dados de baja alias `El Mudo´ y `Walter´ pertenecientes al Clan del Golfo. Las disidencias de la FARC también han recibido fuertes golpes con las bajas de alias `Guacho´ el hombre más buscado por Colombia y Ecuador en su momento. En 2021 fueron abatidos ´Jesús Santrich´ cabecilla de las disidencias de las FARC la Segunda Marquetalia y `Flechas´, máximo cabecilla de la banda criminal Los Caparros.

Iván Duque es un presidente que ha trabajado en la apertura económica de Colombia y ha atacado la ilegalidad, razones suficientes para ser rodeado por los demás políticos, en vez de recibir ataques y cuestionamientos. En Colombia se habla de empatía y de unión, pero no hay un sector más dividido que el político.

La mayoría de los colombianos decentes apoyan al presidente Duque. Entiéndase como decentes a aquella personas que son honradas y rectas, las que no cometen acciones ilícitas y delictivas, aquellos que viven en el entorno de la legalidad. Y es que en Colombia hay que hacer esta aclaración, porque existe también la coalición política, mal llamada Lista de la Decencia conocida simplemente como Decentes, que de eso no tienen un pelo.

Al presidente se le critica por tener en su círculo cercano a miembros del uribismo del sector empresarial, del técnico y no político. Lo que muchos no saben es que Duque está rodeado de personas que verdaderamente lo aprecian, personas que creen en su proyecto político pero sobre todo, personas desinteresadas que no están detrás de un contrato. Esas, son las mejores compañías.

Las dificultades no cesan en el día a día de este presidente que ha recibido críticas hasta de su propio partido.  A falta de una cuarta parte de su gobierno, Duque lucha  a diario en contra de esos que quieren verlo fracasar porque encuentran en la crisis el mejor escenario para conseguir votos para las próximas elecciones legislativas y presidenciales de 2022.

Los diferentes partidos políticos castigan a Duque porque a él lo asesoran personas con valores, estudio y empresa. El presidente gobierna con un gabinete técnico y no uno politiquero y eso enfurece a todos esos que están acostumbrados a que los puestos en los diferentes ministerios sean cargos burocráticos que se reparten entre los diferentes partidos.

El expresidente Uribe está en todo su derecho de criticar los desaciertos de este gobierno que caen en cabeza de Iván Duque como jefe de Estado, pero hay que reconocer que esos desaciertos no son causados por él. Los comentarios de Uribe son un reflejo de su personalidad reactiva, esas criticas no son hechas desde la analítica.

Desde hace un poco más de un mes, la oposición liderada por políticos incendiarios han generado desmanes y violencia que han ido escalando y han hecho que muchos tilden al presidente de no tener mano dura.

A pesar de todo, Duque cuenta hoy en día con apoyo de ambas orillas políticas, incluidas esas que en algún momento lo criticaban. Y cómo no rodearlo si él representa a esa Colombia “valiente, laboriosa, que no se amaina al primer ruido. Por grandes que sean las adversidades más grande es nuestro deseo de progresar y de triunfar”.

Los jóvenes colombianos se equivocan cuando buscan en los políticos de izquierda a referentes de valores, rectitud y legalidad. El presidente Duque es ese referente que Colombia tanto necesita en estos momentos.

Para cerrar, quiero aclarar que no soy ni uribista ni duquista. Reconozco que me parezco a un uribista porque respeto la propiedad privada, el trabajo duro y porque sin lugar a dudas, respeto todo lo que Álvaro Uribe hizo durante sus ocho años de gobiernos y posteriormente desde el Senado. Soy un hombre que vivo en la legalidad, soy un hombre de valores inquebrantables y que cree en las infinitas capacidades de los colombianos, por eso hoy defiendo a Iván Duque.

Por: Carlos Escobar

Comparte esta noticia: